Este artículo, viene de la inspiración que tuve al haber recibido el diagnóstico de que tengo una condición llamada Apnea del Sueño o en inglés llamada Sleep Apnea. Es por ello que he decidido compartirles un poco más acerca de esta condición que quizá varios de ustedes también padecen, sin haber sido diagnosticados adecuadamente.
Según la Fundación Nacional del Sueño (National Sleep Foundation), el 4% de los hombres y el 2% de las mujeres de edad media lo padecen. Además definen a la apnea de sueño como la interrupción completa del flujo naso bucal, es decir proveniente de nariz y boca.
Se reconocen que existen dos tipos de apneas, la obstructiva y la central. La apnea obstructiva es una obstaculización en las vías aéreas respiratorias por un crecimiento anormal que sólo está presente durante el sueño. Las personas cuyos tejidos de la garganta como la campanilla, lo que rodea el paladar largo, así como la lengua; donde cualquiera de estos puede ser muy grande, provocando una resistencia a que pase el aire, lo que ocasiona el ronquido. Si el ronquido avanza, esa obstrucción llega a ser completa, generando la presencia de estas apneas.
La severidad se cataloga según el número de veces por hora de sueño que dejen de respirar. Si dejan de hacerlo 10 veces por hora, eso se considera un problema leve, 20 veces por hora en promedio es moderado y más de 30 veces por hora se cataloga como severo.
Por otra parte, la apnea central tiene que ver con una disfunción de los centros respiratorios a nivel del sistema nervioso central, el cerebral; puesto que nuestro cerebro tiene centros que regulan la actividad cardiaca y la actividad respiratoria. Entonces en la parte central, el cerebro no manda la señal para que se respire y esto puede ocasionar que la persona deje completamente de respirar y muera mientras duerme. Un ejemplo puede ser lo que algunos neonatos presentan y que popularmente se le llama “muerte de cuna”.
Los principales indicadores y síntomas de la apnea de sueño son los siguientes: ronquidos fuertes o sonoros al dormir, jadeo durante el sueño, dificultad para respirar durante la noche, despertar abrupto a causa del mismo ronquido y falta de aire, dificultad para conciliar y mantener un sueño profundo, somnolencia durante el día, dolor de cabeza en la mañana, dificultad para mantenerse alerta en el transcurso del día e incluso pudiera causar depresión si los síntomas anteriores persisten por largo tiempo.
Es por ello que te recomiendo que si identificas que padeces alguno o varios de los síntomas anteriores, acudas con tu médico de familia; quien te podrá referir a una clínica de sueño, donde podrán hacerte un examen y determinar si padeces este síntoma.
Recuerda que en el buen dormir, se encuentra también el bien vivir; pues al cuidar tu cuerpo, cuidas tu mente y tu corazón.
Psicóloga Brenda Pérez Gil Romo
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