Kidnap Capital, es el primer largometraje del director latino-canadiense Felipe Rodríguez, que el pasado mes de junio tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Shanghái. Y ¿por qué su estreno en Shanghái y no Toronto? Bueno, Rodríguez es un director emergente y este es un film independiente, por lo tanto el trayecto no es tan directo, y el proceso de realización y distribución, es tan complejo como el camino que le toma a un inmigrante realizar su sueño.
Es por eso que Rodríguez invirtió cinco años para poder tener todos los ingredientes alineados y financiados, para poder contarnos esta historia, que narra las desaventuras de un grupo de inmigrantes latinos que llegan a Estados Unidos en busca de un futuro, un poco más seguro, pero a diferencias de la mayoría de los film sobre este tema, Kidnap Capital nos cuenta el lado B del proceso, lo que pasa cuando se sobrevivió el paso por México y se pisa por primera vez el suelo estadounidense.
“La idea surgió cuando cenaba con un amigo director”, me cuenta Rodríguez, “Estábamos comentando un documental para National Geographic, que había realizado sobre dos nicaragüenses que querían llegar a Estados Unidos, cuando mi amigo me dice que todos los film y documentales sobre inmigración cuentan lo mismo del proceso (el cruce por México), pero lo que no se cuenta es lo que pasa cuando llegan a Phoenix y son secuestrados”.
Si bien Rodríguez simuló ante su amigo estar enterado de los secuestros en Phoenix, luego de un par de cervezas, con mucha destreza me confiesa que él no tenía ni idea de esto, a pesar que estuvo en Phoenix como director de fotografía durante la filmación del documental Wetback (2005) para National Geographic. Pero picado por el bicho de la curiosidad humana, se lanzó a investigar, visitó Phoenix y siguiendo las pistas del boca a boca, que muchas veces no se equivoca, pudo comprobar que lo que pasa en Phoenix es una experiencia loca, que en consecuencia a muchos inmigrantes les toca.
Rodríguez descubrió que Phoenix, Arizona, es considerada la capital del secuestro, ya que se calcula que existe un promedio de 1,000 casas donde los coyotes (traficantes de inmigrantes indocumentados) han encontrado la facilidad de mantener secuestrados entre 5 a 20 inmigrantes (por casa), que por su ilegalidad, se convierten en carnada fácil para forzar a sus familiares a pagar un promedio de $3,000 dólares por persona.
Lógicamente los inmigrantes que sobreviven esta experiencia, estando en condición ilegal y bajo el temor de ser deportados, muchas veces no realizan las denuncias respectivas, dándoles así cierta tranquilidad a los coyotes y convirtiéndolos en el león más peludo de la jaula.
Casi dos años le tomo realizar su investigación, para el 2011 Rodríguez me confiesa que ya tenía un guion listo, pero luego de una larga lucha, buscando dinero y evitando que su proyecto se valla por la ventana, fue recién en el 2014 que se armó de coraje y pudo iniciar el rodaje de su primer largometraje, lo cual no fue fácil, ya que muchos le decían que como su historia requería de un elenco latino. Los Ángeles era su mejor destino, pero por razones financieras, y para evitar otra larga espera en convertir esta película en una extranjera, Rodríguez logró sin muchas complicaciones y luego de unas cuantas audiciones, encontrar aquí en Toronto, al talento latino que requería, y es así como Kidnap Capital cuenta con las actuaciones de actores hispanos-canadienses como; Pedro Miguel Arce (nicaragüense), Michelle Arvizu (mexicana), Juan Carlos Veliz (salvadoreño) y Karen España, que si bien su apellido engaña, es colombiana.
“Este (la inmigración) es un problema súper verdadero, donde se ve a gente que hace esto a morir. Yo pensé estar preparado para esto, pero me di cuenta que hay países donde existe tanta pobreza e inseguridad, donde los que se van, no es que quieran irse, es que tienen que irse”, así me cuenta Rodríguez, sobre sus lecciones aprendidas durante la investigación y filmación de esta historia, demostrando que hay veces que se requiere de un poco de ficción para tener la habilidad de entender la realidad, y mientras terminamos de compartir una cerveza en un bar de Mississauga que es tan misterioso e intrigante, como las desaventuras de un inmigrante, me revela que si bien aún está buscando el apoyo local necesario para estrenar Kidnap Capital en Toronto, su gran satisfacción como escritor y director, es simplemente crear historias que alimenten la sabiduría del espectador.
