Los departamentos de recursos humanos ya no buscan jefes para gestionar sus empresas, sino líderes al frente del equipo. ¿Dónde está la diferencia?
Un jefe es alguien que ejerce su autoridad sobre un grupo de personas. Puede que no se la haya ganado, sino que, simplemente, le haya sido otorgada en función de su currículum y a veces, por desgracia, debido a sus influencias; es decir, manda porque ha sido designado para ocupar un puesto, dirigir un equipo y tomar decisiones.
Puede que el jefe sea alguien capaz de diseñar estrategias acertadas, que tenga experiencia, formación, capacidades…, pero si no reúne las cualidades de liderazgo, a la larga, será cuestionado, porque no sabrá cohesionarse con su equipo, transmitir la motivación necesaria ni adaptarse a los cambios.
Cuando un jefe desee convertirse en líder, deberá hacer acopio de algunas habilidades, porque los líderes…
Se ganan su autoridad, no la imponen
A un jefe se le obedece porque él lo manda, a un líder se le sigue porque él es el primero que trabaja junto a su equipo. Sabe predicar con el ejemplo y, lejos de imponer, convence a los demás de que su visión es la acertada.
Comparten los errores
Los jefes echan la culpa a los trabajadores cuando algo va mal, pero se atribuyen las medallas de los éxitos. Por el contrario, los líderes no acusan, entienden los fallos de los demás y asumen los propios, se sienten parte las equivocaciones y, lo más importante, ven los errores no como un fracaso, sino como una oportunidad para aprender y superarse. Del mismo modo, manifiestan que los triunfos no son personales, sino de todos.