El pianista de jazz panameño Danilo Pérez reserva una sorpresa especial para el público que acuda el próximo sábado 4 de mayo al concierto que celebrará en el Koerner Hall, donde además de actuar con su trio conformado junto a Jon Pattitucci en el bajo y Brian Blade en la percusión, se unirá al Cecilia String Quartet para interpretar en primicia mundial la pieza "Camino de cruces", que Pérez ha compuesto especialmente para esta ocasión.
Esta pieza inédita del músico panameño será el momento más especial de una noche única para escuchar las sublimes composiciones de Pérez, que aprovechará este concierto organizado por el Royal Conservatory para rememorar lo mejor de la música de la Dizzy Gillespie’s United Nation Orchestra, donde destacó por ser el miembro más joven de esta formación.
La pieza inédita encargada a Pérez para interpretar con el Cecilia String Quartet se mueve en la lengua harmónica de la música clásica moderna y al mismo tiempo explora los ritmos del mundo del folk y de la música jazz. Con ella el músico pretende recrear el viaje personal del conquistador español Núñez de Balboa en 1513 al recorrer el istmo de Panamá y llegar por primera vez a la costa del oceáno Pacífico.
Pérez ha intentado plasmar en esas partituras los desafíos que los españoles, la población nativa y los esclavos pudieron haber encarado en ese viaje desde el Atlántico hasta el Pacífico. La pieza se basa en el concepto que el artista denomina música tridimensional y que combina jazz folklore panamericano y música clásica. Tiene referencias melódicas al folklore panameño, mezclado con improvisaciones de 'blues' norteamericano, y fusionado con el lenguaje harmónico de su bagaje en el jazz y la música clásica. La métrica principal está escrita en 6/8, pero se siente como 2/3. En la base de la pieza hay un contrapunto folclórico: indios nativos, esclavos africanos y la cultura europea doblando sus influencias para crear un híbrido que presenta a Panamá como un crisol de culturas.
En el primer movimiento de la pieza, los españoles inician su viaje hacia la nueva tierra pero les resulta difícil adentrarse en la selva, que representa una lucha para todos, pero el sonido de las cuerdas está orquestado de tal modo que se puede percibir el rayo de sol después de la batalla. Se compone de un montón de contrapuntos en lo que el compositor panameño llama "escritura horizontal" porque crea harmonías interesantes frente a la sonoridad del jazz, mientras que las frases rítmicas están yuxtapuestas contra los ritmos y melodías panameñas. Las cuerdas también tienen el desafío de usar diferentes sonidos para imaginarse a los nativos a través de pizzicatos, improvisación e instrumentos de percusión.
En el segundo movimiento, se escuchan las flautas indias con el pizzicato de cuerdas porque se acercan las premoniciones de los chamanes y la población nativa está ansiosa.
El último movimiento presagia el final del "Camino de Cruces" al predecir el descubrimiento del Nuevo Mundo después de que Núñez de Balboa llegue al oceáno Pacífico. Todas las partes sucumbren la historia y los nativos siguen adelante cautelosamente, ya que han sido alertados de un cambio y preven lo que está por venir. Son conscientes que tienen que olvidar, pero no perdonar.
Así "Camino de Cruces" es un tributo a esa gente nativa que ayudó a Vasco Núñez a encontrar su camino.
Para dar voz a toda esta experiencia, el Cecilia String Quartet está formado por Min-Jeong Koh y Sarah Nematallah en los violines, Caitlin Boyle con la viola y Rachel Desoer con el violonchelo, quienes desarrollan su actividad musical como residentes de la Facultad de Música de la Universidad de Toronto, pero hasta hace poco tiempo formaban el Quartet Fellows en el la escuela Glenn Gould del Royal Conservatory.