Cada cuatro años, el planeta se paraliza para disfrutar la Copa del Mundo de Fútbol. Esta cita despierta diferentes sentimientos: en algunos exacerba la competitividad, en otros la solidaridad, el compañerismo y la certeza de que, bajo condiciones similares, son más las características que nos igualan que las que nos separan.
¿Has escuchado hablar sobre la filosofía del fair play o juego limpio? Esto es, el compromiso de la FIFA de garantizar igualdad de oportunidades a los contrincantes, así como el respeto voluntario de las reglas y del adversario.
Sin embargo, el concepto de juego limpio va más allá del mero respeto o cumplimiento de las normas. Significa entender y superar lo que yo llamo el "huracán de presión social" del entorno, que en ocasiones nos empuja a alcanzar la victoria a toda costa, y sin importar a quién nos llevamos por delante. Este es un riesgo que siempre estará latente en un espectáculo de masas como el fútbol.
En la baja Sajonia (Alemania) han implementado la Copa Fair Play, como una manera de incentivar la cultura del juego limpio en los jóvenes. Este torneo funciona con un sistema de puntaje, válido para los 200 equipos que participan en las diferentes categorías.
Los puntos son asignados durante las conversaciones en los vestuarios de jugadores, entrenadores y árbitros, con arreglo a un grupo de normas. Durante los partidos no se analizan solamente las acciones en el terreno, sino que también se evalúa el trato entre jugadores e incluso la conducta de los espectadores. Adicionalmente, cada equipo debe evaluar también la impresión general que tiene de su adversario.