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Carlos, un miembro de la comunidad de origen latinoamericano en Canadá, envió una solicitud de residencia permanente para su esposa en julio del 2018. Pero por causa de la pandemia, cambios en el consulado donde se estaba procesando el trámite, y por las complicaciones que trajo a Inmigración canadiense los cambios en Afganistán y la guerra de Ucrania, su caso que debía tomar de un año a un año y medio tardó más de 4 años en proceso para ser rechazado. La razón: la cliente no envió un documento en los tiempos establecidos por el Oficial de Inmigración.
En los 4 años, la aplicante principal se ha hecho los exámenes médicos tres veces y ha hecho su chequeo policial seis veces, ya que estos documentos se vencen periódicamente. Pero la semana pasada, la cliente y el patrocinador recibieron cartas notificándoles que la solicitud había sido negada por no haber cumplido con un pedido del consulado donde se procesa su caso de enviar un nuevo formulario actualizado, para lo cual le habían dado a la solicitante 15 días para enviarlo.
La clienta no vio el pedido del formulario hasta los 25 días de que se lo había enviado, debido a que había problemas con el internet en el país de origen y ella no pudo ver el email sino hasta después de que se le había vencido el tiempo.
A mi parecer, el rechazar la solicitud es una falta de justicia procedural por parte del Departamento de Inmigración. Ellos se han tomado más de cuatro años para procesar el caso y le han ocasionado gastos excesivos a la pareja puesto que han debido repetir exámenes médicos y chequeos policiales muchas veces, ocasionándoles gastos adicionales a la pareja. Pero el Oficial que procesó el caso no tuvo ningún tipo de consideración con la clienta porque se atrasó un par de semanas.
Al tratarse de un patrocinio familiar el patrocinador tiene derecho a apelar ante la Corte de Apelaciones de Inmigración. El caso se encuentra ahora en esta etapa con la esperanza de que alguien se dé cuenta de la injusticia cometida con esta pareja, que se le acepte la apelación sin audiencia y que se le ordene a la Oficina de Visa a seguir adelante con el proceso hasta otorgarle la visa de residente a la esposa de Carlos, para que finalmente puedan reunirse cuanto antes en Canadá.
Lamentablemente este caso no es único. La mayoría de las personas que están realizando un proceso de inmigración, ya sea para una visa temporal o para residencia permanente, están pasando por los mismos retrasos. De acuerdo con la página de inmigración, los casos de patrocinios de pareja están tardando un mínimo de 20 meses cuando no hay complicaciones de salud, criminalidad o problemas en los consulados en términos de volumen de trabajo o porque se ha cerrado el consulado y los expedientes fueron enviados a otra central de procesamiento.
Los casos de trabajadores calificados, que son los inmigrantes en demanda en Canadá, están tomando 27 meses. Lo que más me sorprende de los tiempos dados en la página de Inmigración son los tiempos que tardan las visas de visitantes, particularmente para personas de América Latina. Una visa de visitante de Ecuador dice que tarda 650 días, o sea casi dos años. Si es Honduras, tarda 429 días, y Venezuela 517 días. O sea que si una ciudadana Canadiense desea invitar a su madre para que esté con ella en su parto, deberá planear todo con años de anticipación, lo cual aparte de absurdo es imposible.