En la travesía de la vida, a menudo nos enfrentamos a las cicatrices invisibles de nuestra infancia. Actualmente, muchas personas se enfrentan a la búsqueda sobre cómo sanar las heridas del abandono, aunque muchos realmente no lo saben.
Estos tipos de heridas son una marca que deja una ausencia de atención, cuidado y protección en los primeros años de vida. Sanar las heridas de abandono se convierte en un viaje esencial para liberarnos de las cadenas emocionales que nos atan a patrones destructivos.
La terapeuta y coaching en español en Toronto, Jazmín Hernandez nos cuenta que la herida del abandono se manifiesta en la niñez cuando la presencia emocional o física de los padres es escasa o nula. La falta de conexión afectiva deja cicatrices invisibles que perduran en la adultez. La terapia transpersonal, con su enfoque holístico, se presenta como una herramienta valiosa para abordar estas heridas profundas.
¿Qué son las heridas del abandono?
La herida del abandono no se manifiesta solo como una falta física de presencia. Es más bien la ausencia de atención, cuidado y protección emocional que necesitan los niños para desarrollarse plenamente. La soledad, el sentimiento de no ser suficiente y la incapacidad para confiar en las relaciones son secuelas de esta herida que persisten hasta la adultez.
Sanar las heridas del abandono: Un camino hacia la autonomía emocional
Sanar la herida de abandono implica confrontar el pasado, comprender sus impactos en el presente y trabajar hacia la autonomía emocional. La terapia transpersonal, al explorar dimensiones más allá del individuo, ofrece un enfoque integral para abordar estas heridas profundas y fomentar el crecimiento personal.
Impacto en las relaciones amorosas
La herida del abandono no permanece confinada a la infancia; su sombra se proyecta sobre las relaciones adultas. En el ámbito amoroso, el temor al abandono puede llevar a patrones perjudiciales. Inconscientemente, se busca la validación y la atención constante, cediendo el propio poder para sentirse especial. La incapacidad para poner fin a relaciones disfuncionales surge del miedo a la soledad, llevando a la adaptación y evitación del abandono.