Foto: Unicef
El pasado fin de semana, diversas organizaciones y personas de la comunidad realizamos un evento de recaudación de fondos para los miles de niños que durante los últimos años han estado huyendo hacia los Estados Unidos de la violencia desatada en los países centroamericanos, pero que han quedado varados a medio camino o han sido regresados por las autoridades migratorias estadounidenses.
El resultado de la actividad fue excepcional. La campaña, que lleva por nombre “Niños en Fuga” y que es implementada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) tiene dos objetivos: uno es el material, que consiste en la recaudación de fondos para poder ayudar a mantener a estos niños que se encuentran en campos de refugiados, es decir proveerles comida, vivienda, medicina, estudios, etc., y el segundo es generar conciencia sobre esta problemática que hasta este momento afecta a alrededor de 200 mil menores de edad.
Cuando comenzamos con este esfuerzo, hace aproximadamente seis semanas, prácticamente casi nadie en la comunidad conocía la situación que están pasando estos niños, quienes fundamentalmente están viviendo como refugiados en México. Las personas no sabían que existen esos campos de niños refugiados, y lo que hemos logrado con esta campaña es precisamente la concientización de los miembros de nuestra comunidad sobre esta problemática.
Y hemos tenido una respuesta increíble de parte de la comunidad y también de parte de los medios hispanos de comunicación, ya que absolutamente todos brindaron cobertura al evento, tanto anunciándolo como también dando cobertura a las doce horas de música, comida, arte y solidaridad humana que se derrocharon en la actividad. Hubo cobertura también en medios de comunicación en México, así como también medios canadienses que escribieron sobre la situcion de estos niños en fuga y sobre la campaña y la recaudación de fondos que se hacía en Toronto.
Durante la actividad, fue sorprendente que incluso algunos de los políticos que llegaron a solidarizarse con estos niños dijeron que nunca habían escuchado sobre el tema, y que no sabían que hubiera alrededor de 200 mil niños refugiados en México, en campos de refugiados. Incluso una diputada federal se comprometió a hacer más investigación acerca del tema para buscar crear algunas medidas que permitan una solución permanente para estos niños.
Foto:Isabel Inclan
La campaña “Niños en Fuga” surge porque estos niños están escapando de la violencia que se está viviendo en los países del norte de Centroamérica, principalmente en El Salvador, Guatemala y Honduras. Son niños que son acosados diariamente por las pandillas para que se unan a ellas, para que distribuyen drogas; hay niños y niñas que huyen de ser violadas o vendidas por los criminales en estos países, o de ser vendidos por sus órganos. A eso es a lo que le están huyendo.
En la página web de ACNUR (www.unhcr.ca) hay una investigación realizada por esta identidad en que unos 400 niños cuentan sus historias, las cuales son muy conmovedoras dado que, entre otras cosas, son sus mismos padres y abuelos quienes les piden que se alejen de sus hogares, que se vayan de sus países, para poder salvar sus vidas. Incluso hay jovencitos del mismo México que se encuentran en los campos de refugiados huyendo de la violencia y la posibilidad de ser asesinados en sus comunidades de origen.
Estos niños huyen solos hacia los Estados Unidos, pero las autoridades migratorias de este país los devuelven, y estos, en vez de regresar a sus países de origen, donde temen persecución y violencia, se quedan en México. A estos niños que han sido devueltos desde los Estados Unidos, de acuerdo con la información de ACNUR, ahora se les están agregando alrededor de diez mil niños más por año en esos campos de refugiados.
La iniciativa para realizar este evento de recaudación de fondos en nuestra comunidad surgió porque yo personalmente ignoraba esta situación y que los niños estuviesen refugiados en México, pero me encontré con la encargada de ACNUR para la región de Ontario en un evento de la comunidad durante el Mes de la Herencia Hispana, y en ella me comentó que estaban buscado donaciones para esta campaña.
Para mi fue un shock el que yo no conociera esa información, lo comenté con otras personas que estaban también en el evento, que eran lideres de la comunidad y representantes de organizaciones comunitarias, quienes para mi sorpresa tampoco tenían conocimiento de esta situación. Fue entonces que le dije a la representante de ACNUR que, en vez de sólo darle yo una donación, lo que teníamos que hacer era una actividad más grande.
Hablé con dirigentes de la comunidad en el mismo evento y nos pusimos de acuerdo en crear una coalición para recaudar fondos y trabajar en una campaña de cabildeo político para ver si lográbamos, primero, ayudar a ACNUR con dinero, y luego, tratar de que se consiga una solución permanente a la problemática.
Todas las personas con las que hablé dijeron que sí, y entonces se empezó el trabajo casi de inmediato. Ahora, pasado ya el evento del sábado, es más que claro que el resultado de la campaña y del evento especifico ha sido un éxito total, porque a pesar de que una semana antes de navidad es una fecha bastante difícil para realizar una actividad de este tipo, como coalición logramos recaudar un poco más de 20 mil dólares para entregarlos a ACNUR. Y aún hay persona que continúan donando.
Pero como decía antes, aún más importante que el dinero es el hecho de que ahora la mayor parte de la comunidad latinoamericana de Ontario por lo menos tiene conocimiento de lo que está sucediendo con estos niños, y con ese conocimiento, muchas personas van a actuar ya sea ayudando materialmente o poniendo presión a nivel político para conseguir la solución al problema.
El siguiente paso que se va a dar en esta campaña es ir a hablar con diputados federales, incluyendo al Ministro de Inmigración, y presentarles una propuesta de traer a algunos de estos niños como refugiados a Canadá, como estudiantes internacionales o de alguna otra forma, que les permita lograr en algún momento obtener su residencia permanente y tal vez reencontrarse con sus familiares aquí en este país.
Aprovecho esta columna para darle las gracias a todos y cada uno de los lectores que han sido parte de este maravilloso esfuerzo a favor de estos niños en fuga centroamericanos. Hemos logrado ya algunas de nuestras metas con esta campaña.
