En estos días, mientras nosotros aquí en Toronto estamos preocupados por lo que le vamos a comprar a nuestros niños para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, fuera de nuestras fronteras, y particularmente en la ruta entre los países de Centro América y los Estados Unidos, hay miles de niños que lo único que desearían para las fiestas es poder estar en un lugar seguro.
Se trata de niños de entre 8 y 18 años provenientes de El Salvador, Honduras y Guatemala, que de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) han huido de sus respectivos países para poder salvar sus vidas.
El ACNUR los llama “Niños en Fuga”, porque han escapado de abuso físico, explotación sexual, de ser reclutados por las pandillas y del tráfico de menores. Su odisea comenzó en el año 2009 y su destino era los Estados Unidos para pedir refugio. Pero lamentablemente un gran número de estos niños fueron interceptados y regresados de los Estados Unidos y ahora se encuentran nómadas en México.
Las investigaciones conducidas por el ACNUR claramente demuestran que estos jóvenes necesitan protección por parte de la comunidad internacional, pero hasta ahora prácticamente ningún país se ha pronunciado para ayudarlos.
Una niña de 15 años entrevistada por el ACNUR dijo que había tenido que huir de su país a pedido de su familia, porque un pandillero gustaba de ella y si ella no salía con él y tenían relaciones, iba a pagar su negación con su vida. En otro caso, un joven de 17 años debió huir de su país a pedido de su abuela, quien le dijo: “si tú no te unes a las pandillas, ellos te asesinarán. Si te unes a ellos, una pandilla rival te asesinará, o la policía, pero si te vas, nadie te asesinará”.
Me imagino lo difícil que es para un padre tener que separase de sus hijos tan jóvenes para salvar sus vidas.
Esta semana precisamente recibí un caso de una joven que pudo llegar a Canadá con la ayuda de familiares que residen en este país. Tiene un caso muy fuerte de refugio y estoy segura de que logrará obtener su residencia permanente. Lamentablemente su hermano no corrió con la misma suerte.
Desde hacía un par de años, una de las pandillas comenzó a ofrecerle drogas a su hermano hasta que las drogas se convirtieron en algo esencial para su vida. Luego lo quisieron reclutar. La familia lo encerró en un centro de rehabilitación y tuvo la suerte de salir bien. Al salir del centro de rehabilitación comenzó a trabajar y a estudiar y quiso cambiar su vida.
Pero los pandilleros lo contactaron nuevamente y él se negó a cooperar con ellos. Estuvo desaparecido por una semana hasta que las autoridades encontraron su cuerpo. Había sido torturado a tal punto que su familia tuvo problemas para reconocerlo.
Los “Niños en la Fuga” están y continúan llegando a México, pero los recursos para su manutención y cuidado son escasos. De acuerdo con la investigación conducida por el ACNUR, estos niños desean más que nada normalizar sus vidas reunificándose con sus familiares en países seguros. Ellos quieren poder estudiar, trabajar y mejorar la calidad de vida para toda su familia.
Para poder ayudar al ACNUR a solventar los problemas de estos niños tiene que haber voluntad política. Pero lamentablemente, el caso de ellos es opacado por las noticias de situaciones similares en otras partes del mundo donde el número de personas desplazadas es aún más alto. Sin embargo, el temor y el riesgo que corren todos estos grupos es el mismo, es decir, estos niños, nuestros niños Latinoamericanos, también necesitan ayuda.
Durante las recientes celebraciones del Mes de la Herencia Hispano / Latinoamericana, un grupo de individuos y representantes de organizaciones de la comunidad, entre ellas el Consejo Canadiense para la Herencia Hispana (HCHC), el Congreso Hispano Canadiense (CHC), el Centro para Gente de Habla Hispana (CSPP), y muchas personas más, entre ellas yo y Graciela López, nos comprometimos con la representante de ACNUR, responsable del programa “Niños en Fuga” en Canadá para ayudar en esta causa.
Por un lado, haremos gestiones para que el gobierno canadiense y los gobiernos de los países de origen de estos niños investiguen y tomen medidas que ayuden a mejorar la situación de estos jovencitos.
Por otro lado, nos hemos comprometido a organizar eventos de recaudación de fondos para ayudar a la ACNUR a cuidar de estos niños hasta que se consiga un lugar permanente para ellos. El dinero que se logre recaudar ayudará a proveer servicios de apoyo en el país de origen, al monitoreo e identificación de los niños más vulnerables que están en un nivel de riesgo más alto, al incremento de capacidad de refugios para alcanzar a cubrir las necesidades en aumento, a programas de estudio, representación legal, casas seguras para los sobrevivientes de abuso sexual y violencia por su género, y se les dará también dinero para que puedan cubrir sus necesidades básicas, en una dinámica que les prepare el camino para que se integren en sus nuevos espacios.
El primer evento de recaudación de fondos se va a llevar a cabo el sábado 16 de diciembre, de 11:00 del medio mediodía a 2:00 de la mañana siguiente, en las instalaciones del Sindicato Internacional de Obreros de América del Norte (Laborers' International Union of North America) LIUNA Local 183, ubicadas en el 1263 Wilson Ave., Toronto, Ontario, M3M 3G3.
Además de estas personas y organizaciones comunitarias, el esfuerzo está siendo también apoyado por los medios de comunicación hispanos tales como Toronto Hispano, CIRV / Radio Ondas Hispanas, Diario El Popular, El Centro News, El Correo Canadiense y Revista Debate, entre otros.
Como comunidad hispano-latina residiendo en Canadá, definitivamente no podemos ignorar esta crisis silenciosa. Son nuestros niños y debemos responder y darles la protección que se merecen.
Las personas interesadas en apoyar este esfuerzo humanitario pueden contactar a Graciela Lopez al 416 949 7647 o a Vilma Filici al 416 482 1575.