En Toronto, miles de personas provenientes de América Latina llegan cada año con la esperanza de obtener su licencia de conducir y adaptarse a las reglas de tránsito de Ontario. El proceso de obtención de la licencia se divide en tres niveles: G1, G2 y G3, cada uno con exámenes específicos que van desde el teórico hasta las pruebas de conducción en ciudad y autopistas.
Para quienes ya tienen experiencia en conducción, especialmente aquellos con licencias de sus países de origen, obtener la licencia de conducir en Ontario G1 es un paso esencial. Brisa Driving School, escuela de manejo, con 34 años de experiencia, ha sido pionera en ofrecer estos servicios en español de manera gratuita, ayudando a los nuevos residentes a iniciar su proceso de forma adecuada.
Sin embargo, el proceso de obtener la licencia no termina con la G1. Uno de los problemas más preocupantes que enfrenta la comunidad latina es la proliferación de instructores no regulados que, después de obtener su licencia G1, se presentan como expertos para enseñar a conducir.
A pesar de que algunos reciben capacitación adicional en centros educativos, operar una escuela de manejo legal requiere cumplir con requisitos específicos establecidos por el gobierno. Esto incluye la licencia adecuada, vehículos en condiciones óptimas y seguros, lo que no es el caso de muchos de los instructores independientes que operan fuera del marco legal.
Instructores no regulados en Toronto
En Ontario, para operar una escuela de manejo certificada, no es suficiente con ser instructor de manejo. Las escuelas deben estar aprobadas por el Ministerio de Transporte de Ontario, lo que implica cumplir con regulaciones estrictas sobre la condición de los vehículos, los seguros, y la formación de los instructores.
Sin embargo, muchos individuos que obtienen su licencia de conducir en G1 deciden comenzar a enseñar a conducir sin los permisos adecuados. Estos instructores no regulados a menudo operan vehículos en malas condiciones, sin seguros apropiados y sin el registro necesario ante las autoridades provinciales o municipales. Esto no solo es ilegal, sino que pone en peligro a los estudiantes que, por desconocimiento, confían en su formación.
Además, algunos de estos instructores realizan prácticas de conducción en zonas donde está prohibido hacerlo, como cerca de áreas de examen, lo cual también es una violación de las normativas locales.
Muchos estudiantes, especialmente aquellos que no están familiarizados con el sistema de licencias de Ontario, no son conscientes de estos riesgos y, en ocasiones, temen denunciar por miedo a perder su oportunidad de aprender a conducir. Esto crea un ambiente de abuso en el que los estudiantes terminan pagando tarifas excesivas y arriesgando su seguridad.