Si usted es residente permanente de Canadá y debido a la pandemia del COVID-19 no pudo regresar al país, o no lo ha podido hacer por alguna otra razón y por lo tanto no cumple con los requisitos para mantener la residencia permanente y teme haber perdido el estatus, es muy importante que le ponga atención a esta columna.
La ley canadiense requiere que para que un residente permanente mantenga su estatus, tiene que vivir en Canadá físicamente durante 730 días, es decir dos años, en cada periodo de cinco años. Entonces, si una persona esta fuera de Canadá por más de tres años, que es lo que permite la ley, puede perder su residencia permanente.
Una vez perdida, para poderla recuperar, debe demostrarle al consulado canadiense del país donde se encuentre, o si por algún motivo logra llegar a Canadá, estando en el puerto de entrada debe demostrarle al Oficial de Inmigración que cumple con el tiempo que es requerido para mantener la residencia, o que se han quedado fuera de Canadá por razones que estuvieron fuera de su control.
Si logra demostrar esto, puede recuperar su residencia permanente, o, mejor dicho, la oficina de visas en su país de origen le puede dar un documento de viaje que le permita regresar a Canadá para restablecer su residencia permanente.
Si se encuentra en el puerto de entrada, el Oficial de Inmigración también puede darle en ese momento la entrada como residente permanente, teniendo en cuenta las situaciones que vivió que no le permitieron regresar antes.
Ahora bien, hay que tener claro que cualquier razón que se de a un Oficial de Visas o al oficial en el puerto de entrada, tiene que ser información que se pueda corroborar, y la cual tiene que demostrar claramente que fueron motivos que no pudo controlar por lo cual se le hizo imposible poder regresar a Canadá.
Si el consulado en el país de origen decide que no está de acuerdo en que a la persona se le debe dejar regresar por razones humanitarias o de compasión, o si el oficial en el puerto de entrada no le reintegra su residencia permanente, el residente tiene el derecho de hacer una apelación ante la Corte de Apelaciones de Inmigración. Y aquí no importa el tiempo que la persona haya estado fuera de Canadá, sigue siendo residente permanente hasta el momento en que la Corte determine que no lo es.
Por lo tanto, si la persona está en el puerto de entrada y la dejan entrar al país, puede reanudar su vida, estudiar, trabajar, etc., hasta que obtenga la decisión de la Corte de Apelaciones.
Los argumentos que se van a presentar en el consulado, en el puerto de entrada o al momento en que la persona haga una apelación ante la Corte son exactamente los mismos: demostrar que no pudieron regresar a Canadá por cuestiones fuera de su control. Esto significa que puede ser una persona que se fue de vacaciones, tuvo un accidente y fue hospitalizada por muchísimo tiempo hasta pasado el periodo cuando tenía que regresar a Canadá. Obviamente hay que tener pruebas de esto.
Puede ser una persona que estaba regresando a Canadá después de estar dos años y medio en su país de origen o en cualquier otro país, tuvo un accidente y estuvo hospitalizado durante ocho o diez meses, por lo que se le pasaron los tres años. Puede ser también una situación en que se enfermaron miembros de su familia, como por ejemplo padres que estaban solos en el país de origen, y el residente permanente tuvo que ir a hacerse cargo de ellos y se quedó hasta el momento en que el padre se recuperó o falleció, pero regresó a Canadá tan pronto cuando ya no tenía esa responsabilidad. Aquí también es fundamental la documentación sobre todo lo sucedido.