Canadá necesita más de 300 mil nuevos inmigrantes cada año

Cada uno de los programas de inmigración a Canadá está basado en el beneficio que el inmigrante le traiga al país
Toronto · Publicado el: 23 mayo, 2018

Foto: Wikimedia Commons

Todos los residentes permanentes y ciudadanos naturalizados en Canadá obtuvimos nuestro estatus porque cumplimos con los requisitos de uno de los programas ofrecidos bajo la ley de Inmigración de este país, esto significa que todos y cada uno de nosotros somos valiosos para Canadá bajo nuestros propios méritos y por nuestras características como seres humanos, profesionales, personas de negocios o miembros de familia. Ninguno de nosotros somos más o menos que otro debido al programa por el que fuimos admitidos en Canadá.

Es perfectamente entendible la frustración que se siente cuando no se alcanza el objetivo de la residencia permanente en Canadá, pero las comparaciones son definitivamente odiosas especialmente cuando se trata de minimizar la importancia de un ser humano por sus condiciones o características.

Un profesional no es más valioso que un técnico por el simple hecho de haber pasado 1 o 2 años más en un salón de clase. Un padre no es más valioso que un hijo simplemente por ser el padre, ni una esposa más valiosa que una pareja por el simple hecho de haber firmado un certificado de matrimonio. Igualmente no es más valioso un inversionista que un refugiado simplemente por haber demostrado que se cuenta con un patrimonio más alto fuera de Canadá.

Cada uno de los programas de inmigración a Canadá está basado en el beneficio que el inmigrante le traiga al país, incluso los programas bajo la clase de familia. Por todos es sabido que la tasa de natalidad en Canadá ha bajado y que tenemos una población con un alto promedio de edad. Esto no significa ni que tengamos que repoblar el país ni que necesitemos familias con hijos para mantener el estándar de vida como lo han sugerido muchos.

Significa que necesitamos personas con unas características específicas que nos ayuden a mantener el estándar de vida al que estamos acostumbrados y que queremos. Pero este estándar de vida no lo alcanzaremos con el capital de un solo inversionista o con la experiencia laboral de un solo carpintero o de un solo arquitecto o con el asentamiento de una sola pareja en el país o de un solo padre que se reúna con su familia en Canadá y ciertamente no lo perderemos por darle protección a un refugiado.

Los inmigrantes son el balance

Canadá recibe anualmente un poco más de 300 mil nuevos residentes permanentes. Estas 300 mil personas son un balance entre inversión, negocios, profesiones, familiares y compasión que nos permitan crecer como sociedad. Necesitamos un poco más de 300 mil nuevos inmigrantes anualmente para poder crecer como país, pero es del balance de lo que depende el éxito, no solo del número. Y parte de este balance lo hace el podernos sentir orgullosos de lo que somos como país y de nuestros valores como sociedad.

Parte fundamental de este balance es permitirles a los padres y abuelos de los residentes permanentes y ciudadanos reunirse con sus familias en Canadá. Son los padres y los abuelos los que ayudan a las familias jóvenes a cuidar los hijos pequeños para que ambos miembros de la pareja puedan reintegrarse al mercado laboral y soportar con su trabajo la economía no solo de la familia sino del país.

¿Es más valioso un padre patrocinado que tenga dinero y propiedades en su país de origen que uno que viva de una pensión modesta? No. Tanto uno como el otro si quieren trabajar en Canadá pueden hacerlo, si quieren montar un negocio, pueden hacerlo; y ni el uno ni el otro pueden pedir asistencia social, así que hay poco riesgo de que sean una carga para Canadá. En este orden de ideas su estatus financiero en país de origen poco cuenta.

Parte de este balance es permitirles la entrada al mercado laboral a los profesionales y técnicos en áreas de alta demanda. Parte de lo que nos hace orgullosos de ser Canadienses es estar entre los primeros en responder con ayuda humanitaria en situaciones de crisis.

Así que, ¿quién es mas valioso, un Arquitecto que obtuvo la residencia permanente en Canadá a través del programa de trabajadores calificados, o uno que la obtuvo a través de refugio? ¿Tiene más valor un carpintero que inmigro a Canadá a través de una oferta de trabajo o el que habiendo llegado por refugio se dedicó a la Carpintería en Canadá?

La respuesta no es quien tiene más derecho a obtener la residencia permanente en Canadá dependiendo de un programa u otro, la pregunta debería ser que hacemos con la residencia o la ciudadanía quienes la hemos obtenido independientemente de nuestra raza, religión, nacionalidad, edad, género, primera lengua o programa migratorio bajo el que hayamos sido aceptados en Canadá.

El abuso al sistema de inmigración de Canadá es lo que debemos condenar, no el programa por el que se inmigra al país. Y el abuso, tan condenado por todos, no debería ser contra un programa sino contra individuos, puntuales, con nombre propio, que habiendo obtenido la residencia permanente en Canadá bajo cualquier programa, llámese inversión, negocios, profesionales, familia o refugio, decide hacer uso de sus derechos como residente o ciudadano sin aportar al país lo que como ser humano tiene para aportar a la nación que le abrió las puertas y lo acogió como propio cuando seleccionó a Canadá como el país de su preferencia para construir un futuro bien sea para él o para sus descendientes.

Como dije anteriormente las generalizaciones son odiosas, especialmente si con ellas se segrega y se señala a un grupo y se crea un ambiente de animosidad en su contra. Como canadiense me indigna ver grupos étnicos o religiosos ser señalados por las acciones de unos pocos que comparten su nacionalidad o credo al igual que me indigna ver como quienes buscan la residencia para sí mismos o sus familiares señalan y descalifican a quien ya la tiene por haberla obtenido bajo un programa que ellos consideran memos merecedor.

Inmigración a Canadá


Claudia Palacio
Consultora de Inmigración Certificada, Miembro activa del Inmigration Consultants of Canada Regulatory Council (ICCRC) con más de 10 años de experiencia en Consultoría de Inmigración. Graduada con Honores del Programa de Inmigración de Seneca College en Toronto.
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