Muchas veces, lo más difícil no es que una relación termine, sino aceptar que ya se acabó. Seguimos fingiendo que todo está bien, sonriendo cuando por dentro el pecho duele y la mente se llena de preguntas sin respuesta. Jazmín Hernández, terapeuta y coach de vida en español en Toronto, nos comparte por qué es tan difícil soltar y cómo empezar a dejar de cargar con lo que ya no nos corresponde.
A veces no se trata de falta de fortaleza, sino de todo lo contrario: sostener una fachada desgasta. Fingir normalidad, negar lo que sentimos o evitar hablar de ese “casi algo” que también duele, termina acumulándose en insomnio, ansiedad o nudos en la garganta. Por eso, es importante aprender a identificar cuándo una relación terminó, aunque nunca haya tenido un cierre formal.
Tres formas de empezar a soltar una relación que ya terminó
- Escríbelo sin filtro
No importa si es en papel o en las notas del celular. Escribe cómo te sientes, lo que dolió, lo que esperabas y lo que te gustaría decirle aunque nunca lo leas en voz alta. Vaciarlo ayuda a entender que lo que callas pesa más que lo que te atreves a nombrar.
- Exprésalo, aunque sea para ti misma
No tienes que contárselo todo a alguien más si no quieres. Pero al menos dite a ti misma: “Esto me duele”, “Ya no quiero fingir”, “Lo extraño, pero sé que merezco paz”. Validar lo que sientes es el primer paso para empezar a sanar.
- Busca o crea un refugio emocional
Puede ser una amiga, un familiar o incluso un espacio virtual seguro donde sepas que puedes hablar sin miedo a ser juzgada. Y si no lo encuentras, recuérdate que tú también puedes crear ese refugio para ti, en tu habitación, en una playlist, en un paseo sin celular.