No es un secreto que Canadá es uno de los destinos preferidos por los inmigrantes para incrementar sus oportunidades laborales y fortalecer una calidad de vida óptima para ellos y sus familias. El proceso de asentamiento en un país distinto al del inmigrante es bastante complejo en donde el individuo puede tomar varios años para conseguir una adaptación e integración.
Durante los primeros años, la falta de comprensión de cómo funciona el sistema, el no estar familiarizado con su nuevo ambiente y el poco conocimiento de los servicios disponibles pueden traer como consecuencia la poca participación con la nueva sociedad. Estos y otros factores tales como el poco dominio del idioma, la falta de familiares o amistades, progresivamente pueden generar un aislamiento inconsciente de muchos miembros de la comunidad inmigrante.
Estas características únicas de la experiencia del inmigrante ponen aún más en desventaja a las mujeres cuando sufren abuso doméstico. Muchos especialistas en temas sociales ponen énfasis en que los casos de violencia doméstica en familias inmigrantes son mayores a los de los nacidos en Canadá. ¿Cierto o falso?
Podríamos decir que la violencia doméstica presenta características muy parecidas en todos los sectores sociales y no discrimina edad, religión, educación, raza, clase económica u orientación sexual. Las características de este problema social son similares tanto para los nacidos en Canadá como para los inmigrantes y todos los casos presentan el mismo “ciclo de violencia”: la tensión, generada por la acumulación de conflictos entre la pareja; la violencia, el resultado de la tensión, fase en la que el abusador materializa su agresión y la luna de miel, fase en la que el abusador muestra un falso arrepentimiento y convence a su víctima que la violencia no sucederá otra vez.
Lo peligroso y complicado de la violencia doméstica en familias inmigrantes es la existencia de otros factores que suelen ser usados por el abusador para manipular a su víctima. La víctima, que en la mayoría de los casos es mujer, por el hecho de no conocer los servicios de ayuda existentes en su nuevo ambiente, y en la mayoría de los casos, por no tener a nadie de confianza a quien pueda acudir por ayuda, la convierte en una persona más vulnerable. Conociendo estas limitaciones, el abusador aprovecha al máximo estas circunstancias y limita a su víctima a comunicarse con familiares y amistades, logrando aislarla de todo apoyo posible. Otra de las estrategias usadas por los abusadores son las amenazas con denunciarlas ante la autoridad migratoria de su nuevo país para desalentar la idea de entablar una denuncia y que descarten la posibilidad de pedir ayuda. Es muy común que los agresores usen el tema migratorio como una herramienta para controlar y manipular a sus víctimas y hacer que permanezcan a su lado.
El abuso, que puede presentarse de diversas formas; física, sexual, emocional, intimidación o aislamiento, es una problemática social tan compleja que puede desgastar y dañar tanto a la víctima como a los que la rodean. ¿Por qué en la mayoría de los casos las víctimas no buscan ayuda? La forma más apropiada de contestar esta pregunta sería entender que la víctima, debido a los constantes ataques, puede llegar a un nivel de incapacidad en la que la idea de buscar ayuda se deteriore hasta tal punto que deja de ser una opción. Un ser humano que es víctima de aislamiento, chantaje, manipulación, dependencia económica, intimidación, insultos, etc., más temprano que tarde, desarrollará otros problemas (clínicos) tales como ansiedad y depresión. Esto hace que la víctima quede sumisa y a la merced de su abusador.
Es esencial entender que mientras más tiempo una persona esté expuesta a estos tipos de abusos, más tiempo será necesario para que logre una recuperación adecuada. Es difícil medir el impacto emocional de la violencia doméstica pero sí podemos aseverar que es más fácil destruir la autoestima de una persona que reconstruirla. La violencia doméstica no discrimina y puede estar presente más cerca de lo que uno se imagina. Si necesitas ayuda o si conoces a alguien que esté pasando por un caso de abuso doméstico, no olvides que ayuda profesional está disponible cerca de ti en tu propio idioma.
Un número a tener presente en caso de Emergencias es el 911. Asimismo, puede contar con los teléfonos 416-863-0511 TTY 416-364-8762, del Assaulted Women’s Helpline (Línea de ayuda para mujeres víctimas de abuso). Servicio disponible en más de 151 idiomas.
Manuel A. Oliva Guardamino
Estudiante de la Universidad de York
Honours BA, Spanish
Certificate in Spanish/English Translation