Todos los niños necesitan un confidente, una persona que los escuche, los oriente y los apoye en el difícil proceso de crecer. ¿Y quién mejor que su madre para tomar este papel? ¿Hay una persona en el mundo que los ame más?
Ser amiga de tus hijos también es relevante, porque puede ocurrir que si los niños no encuentran la guía que necesitan en sus padres, es probable que la consigan en personas ajenas completamente inadecuadas, que les ofrecerán consejos que los podrían perjudicar. Entonces, queda de tu parte cultivar esa relación estrecha de confianza con tus hijos, para que sea a ti a quien acudan cuando lo necesiten.
- Establece la confianza en base de la honestidad mutua: Hazle saber a tus niños que pueden confiar plenamente en ti, escuchándolos sin establecer juicios o culpas. Para esto debes ser muy honesta con ellos en todas las situaciones y hacerles saber que esperas lo mismo de ellos.
- Ayúdalos con sus problemas, pero no se los resuelvas: A veces los niños se encuentran con situaciones nuevas o problemas, que no tienen idea ni de cómo empezar a resolver. Escúchalos, pregúntales qué harían, ofrece tu consejo y déjales saber que independientemente del resultado tú siempre estarás allí para apoyarlos, aunque se equivoquen.
- Déjalos que tomen sus propias decisiones: Tú puedes dar tu propia opinión, pero no los presiones demasiado y déjalos que tomen sus propias decisiones, haciéndoles ver que cada una tiene una consecuencia. Aunque tú creas saber qué es lo mejor para ellos, dales la oportunidad de escoger su propio destino y ellos te lo agradecerán. Los amigos no están para juzgar, sino para apoyar, así que conviértete en su mejor amiga, siempre estableciendo los límites del respeto debido a la autoridad paternal.
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