Hace un par de años comencé a practicar Pilates. Confieso que al salir de la primera clase, dudé en regresar: 60 minutos no fueron suficientes para lograr entender ese amor tan desmedido que sienten algunos por este método. Aun así fui a una segunda clase, a una tercera…y terminé certificándome como instructora. Yo, al igual que otras personas, tenía muchos prejuicios acerca de este sistema de entrenamiento corporal. Pensaba que no servía para ejercitar el cuerpo; y que era sólo para señoras mayores que lo utilizaban como excusa perfecta para pasar el tiempo y hacer nuevas amigas. Una vez más, mis creencias jugaron en mi contra, evitando que el Pilates y yo nos conociéramos antes de lo previsto.
Un mito muy común es que requiere poco esfuerzo. Esta falsa creencia puede deberse, posiblemente, a que los ejercicios se hacen de manera lenta, que muchos movimientos son utilizados para rehabilitar a las personas, y que está indicado en mujeres embarazadas. El Pilates demanda concentración y control, no es nada sencillo. Aquellos que creen esto, quizá sólo han estado como espectadores en una clase.
Por otro lado, existen quienes piensan totalmente lo contrario, que debemos ser deportistas para poder practicarlo. Aun cuando sí se requiere cierta condición física, en esta disciplina no se levanta peso ni se ejecutan muchas repeticiones como en el gimnasio. Se realizan series cortas pero perfectas en cuanto al movimiento y la efectividad; y es más importante la calidad que la cantidad. Tampoco es necesario trabajar únicamente con máquinas. De hecho, las personas pueden obtener los mismos beneficios haciendo Pilates de suelo o de pie (Standing Pilates).
Muchos creen que es un ejercicio exclusivo para mujeres.Esto puede deberse a los prejuicios que tienen algunos hombres sobre la poca fuerza física que, según ellos, demanda hacer Pilates. Por esto, hay quienes piensan que es perfecto para gente mayor. Ciertamente ellos pueden realizarlo, pero no es una actividad dirigida solamente a personas de la tercera edad; casi cualquiera puede practicarlo. Alguien mayor puede tener el mismo nivel que una persona joven, todo dependerá de las conexiones que realice, del control que tenga de su cuerpo y, sobre todo, de la concentración que ponga en cada uno de los movimientos.
También existe la falsa creencia de que el Pilates es un método de relajación. Indudablemente, hay posturas que nos permiten relajarnos por algunos instantes, pero este sistema de entrenamiento no es tan efectivo como el taichí o el yoga en este aspecto. No hay que ser de goma para practicarlo, ni debemos realizar posturas raras como algunos piensan; este método en sí ayuda a aumentar la flexibilidad del alumno.
Quizá muchos ven el Pilates como una moda pasajera, algo que con el tiempo dejará de tener fuerza. Esto difícilmente ocurrirá. Cada vez son más las personas que se animan a practicarlo, pues se dan cuenta de los increíbles beneficios que pueden obtener al trabajar el equilibrio, el control y la buena alineación del cuerpo. Lo único que hace falta es dejar a un lado los prejuicios, y atreverse a probar un método único y maravilloso que permite consentir profundamente nuestro organismo.
