Por Ismael Cala
@Cala
Tiger Woods, la leyenda del golf, ha vuelto a ganar el Masters de Augusta, a los 43 años de edad. Los expertos creen que se trata del "regreso más increíble jamás visto en el deporte mundial". Después de intervenciones quirúrgicas, problemas familiares y un accidente, el norteamericano ha vuelto por la puerta grande.
Hay quienes creen que las oportunidades terminan con el paso del tiempo. O que las adversidades coyunturales son definitivas para la vida personal y profesional de los seres humanos. A los primeros, siempre les recuerdo el dictamen de la psicóloga chilena Pilar Sordo: solo empezamos a envejecer cuando los recuerdos se imponen a los proyectos. A los segundos, que la felicidad y el éxito no implican un escenario sin problemas ni contratiempos. La felicidad es precisamente saber gestionar los altibajos de la vida, disfrutar el camino, seguir adelante y compartir.
Un estudio de la Universidad de Granada (España) no encontró diferencias estadísticamente significativas entre resiliencia y edad, pero sí pudo establecer que los deportistas entrados en años son más resilientes, debido a una mayor experiencia frente a la adversidad.
Seguramente muchos pensaron a Tiger que no volvería a la cima del golf mundial, que su excelente carrera ya era suficiente y que debía conformarse. Pero, también seguramente, él miró hacia adentro y halló respuestas que nadie más podía escuchar.
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