Lamentablemente, demasiadas veces hemos tenido que oír hablar del acoso escolar y de otras terribles consecuencias, entre ellas el suicidio en edades tempranas. Pero, ¿cuántas de esas veces la tragedia ha venido de la mano de la inmisericorde presión social contra determinados rasgos individuales?
En vista de que los seres humanos necesitamos pertenecer a la tribu, en ocasiones aceptamos planteamientos preconcebidos. Esta fase de la vida la podemos denominar como el "huracán de presión social".
Y es que dentro del ciclón hay un vacío del ser y se pierde el sello de la autenticidad. Hay una necesidad de validación social por parte de la tribu. Pero es evidente que, si ponemos en primer lugar el "qué dirán", los deseos y motivaciones de los demás por encima de nuestra propia esencia, disolveremos nuestra identidad.
Esta etapa, que se acentúa en la adolescencia, es verdaderamente compleja, porque nos encontramos perdidos entre pensamientos propios y ajenos. Todo esto, unido a al desarrollo hormonal y al crecimiento de la autonomía, es casi como lanzarse contra una muralla medieval.
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