Este artículo nace de la inspiración que he tenido en un viaje y más específicamente, porque ayer he visitado la bella ciudad de Pompeya (en Italia). Seguramente te estarás preguntando y ¿qué tiene que ver Pompeya, con el re-descubrimiento del Yo Interior? La verdad tiene mucho que ver, aunque no lo parezca.
Esto se debe a que he quedado anonada ante le belleza de dicha ciudad y la inteligencia de dichas personas para vivir en armonía con ellos mismos y con los que le rodean; inclusive la arquitectura y el estilo de vida es muy parecido a lo que conocemos actualmente. Sin embargo, ellos tenían muchos rituales para conectarse con sus dioses y con ellos mismos. Entonces ¿puedes ver hacia dónde voy con esto? Sí, ellos se conectaban con su YO INTERIOR y me pregunto ¿por qué nosotros nos hemos olvidado de ello?
La respuesta es muy sencilla, porque estamos más acostumbrados a atender al caos externo e interno, que atender a nuestro YO INTERIOR (o lo que es conocido en la Psicoterapia Ericksoniana, la cual practico, como la Parte Sabia). Ese YO INTERIOR (o parte sabia), posee toda la sabiduría dentro de nosotros mismos y es la parte que sabe, qué es lo que necesitamos hacer o quien necesitamos ser. En términos más simples, es la conciencia y la parte saludable dentro de nosotros mismos.
Por ende, al ser la parte saludable dentro de nosotros mismos, tiene la capacidad de proteger a nuestro verdadero YO; por lo tanto si escucháramos más a esta parte, podríamos ser más felices. El problema radica también, que la sociedad nos enseña a ver más por el “yo externo” o la coraza (llámese mente, cuerpo físico, etc.). También ocurre, por estar más preocupado por lo que los otros piensan de ti, que lo que tu pienses de ti mismo(a).
Además, el YO INTERIOR, es un cofre precioso al cual sólo uno mismo puede acceder; puesto que NADIE mejor que tú mismo(a) se conoce y sabe lo que quiere y necesita. La cuestión aquí radica en ¿cómo acceder a esta parte única dentro de ti? La respuesta también es sencilla, a través de ejercicios de relajación y a través de darte al menos un par de minutos al día, a lo largo del día, para detenerte y escuchar que es lo que TU quieres y necesitas.
Te invito a intentarlo desde hoy; por ejemplo, si quizá te pones cierta ropa por dar gusto a los demás, ponte el día de hoy, la ropa que a ti mejor te acomoda. Es decir, atrévete a hacer algo diferente y verás como poco a poco los miedos y el temor de ser tu mismo, se irán desvaneciendo.
Recuerda, es más bello ser una fiel versión de ti mismo(a), que una falsa copia de otros.
¡Espero con gusto tus dudas y comentarios!
Publicado: 17 de octubre, 2012
Texto: Brenda Pérez Gil Romo
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