Planes bajo techo y a resguardo para adultos en Ontario

Toronto · Publicado el: 6 octubre, 2025

En Ontario el clima es muy distinto dependiendo de la estación, con veranos cálidos y otoños e inviernos muy fríos. Por eso, a pesar de encontrarse disfrutando del calor, muchas personas ya empiezan a prepararse para los meses fríos, como si se tratara de aquella vieja fábula de la cigarra y la hormiga.

Entre esos preparativos está también el ocio, por qué no. Afortunadamente, en la región hay múltiples actividades que permiten tener momentos de diversión aunque llueva, nieve o truene. Aquí exploraremos algunos ejemplos.

Juego en línea

Si las tempestades arrecian y el deseo de salir por la puerta se fue por la ventana, lo mejor es optar por atrincherarse en el sofá. La opción que muchos eligen en este caso es la de mirar películas, pero cuando el catálogo se acaba y todo lo que queda son filmes de los 90, conviene buscar más allá.

Los juegos en línea se imponen. Muchos eligen probar suerte en un casino online, incluso aprovechando promociones de depósito mínimo – minimum deposit a través de las cuales pueden disfrutar de los juegos y probar las plataformas con poco dinero.

También existen los entretenimientos online gratuitos, como los juegos de joyas que se apilan o clásicos como el reversi, el sudoku, el ajedrez o el solitario, que pueden ser descargados al teléfono móvil o jugarse desde un ordenador.

De ilusiones también se vive

Quienes deseen salir a ver, nunca mejor dicho, una atracción original, pueden optar por el Museo de las Ilusiones de Toronto. Es una galería pensada para sorprender a grandes y chicos por igual, con más de 60 exhibiciones distribuidas en 4000 pies cuadrados.

Aquí la ciencia, las matemáticas, la psicología y el arte son los ingredientes principales de una receta que pone a prueba la percepción y los sentidos a través de ilusiones ópticas, juegos visuales y escenarios imposibles.

Perfecto para una primera cita o un cumpleaños. Incluso, bajo reserva, el museo permite hacer actividades corporativas o festejos privados. Además, en la web aclaran que es un espacio accesible para personas con discapacidad motriz.

La escapada de escaparse

Los que buscan escapar de la rutina con un plan distinto pueden encontrar en los escape rooms una alternativa muy valorada en Ontario. Estas experiencias en vivo proponen resolver acertijos y rompecabezas en un tiempo límite para lograr “escapar” de una habitación temática.

Opciones hay muchas, pero entre las más populares se destacan los Adventure Rooms Canada, con sedes en Kitchener y Niagara Falls.

Los escenarios son variados y están inspirados en historias de misterio y de terror. Es conveniente averiguar la temática antes de entrar, para que esté adaptado a los gustos y la edad del grupo.

No es casual que se hayan vuelto un plan recurrente para reuniones de amigos, familias aventureras o incluso dinámicas de trabajo en equipo.

Bajo techo y con el estómago feliz

Cuando el clima no acompaña, Ontario también tiene refugios donde el buen comer y la cultura se dan la mano, por ejemplo el mercado de St. Lawrence en Toronto.

En este espacio histórico conserva el encanto de las mansiones georgianas y lo combina con edificios más modernos de los años 70. Este mercado, considerado entre los mejores del mundo, reúne más de 200 puestos de comida donde se puede encontrar desde productos frescos locales hasta platos internacionales de mar listos para disfrutar.

El barrio que lo rodea, familiar y animado, invita a recorrer restaurantes, bares y cafeterías en la Front Street East, donde siempre hay algo para probar.

Como siempre, una cosa lleva a la otra, por eso si el plan es extender la jornada, el St. Lawrence Centre for the Arts y el Sony Centre for the Performing Arts completan la experiencia con obras de teatro, música y espectáculos en vivo que enriquecen la visita.

Un plan para amantes de la historia

A unos 30 kilómetros de Ottawa se levanta el Diefenbunker, un búnker antimisiles de la Guerra Fría convertido en museo.

Fue creado en 1959 por el entonces primer ministro John Diefenbaker como parte del plan de continuidad del gobierno en caso de un ataque nuclear. Por eso, se pensó para alojar a 535 funcionarios (incluyendo al Primer Ministro, el Gobernador General y miembros del gabinete) durante un encierro de 30 días, garantizando así la gobernanza del país tras una catástrofe, que afortunadamente nunca ocurrió.

Su construcción tardó 18 meses entre 1959 y 1961, un tiempo asombroso si pensamos en la magnitud de sus 100.000 pies cuadrados repartidos en cuatro niveles. Se usaron en total 32.000 metros cúbicos de hormigón, que fueron vertidos a mano, y 5.000 toneladas de acero.

Diseñado para resistir la onda expansiva de una bomba nuclear de 5 megatones a 1,8 kilómetros de distancia, el Diefenbunker contaba con un avanzado sistema de filtración de aire, aunque nunca habría soportado un impacto directo.

Operativo entre 1962 y 1994 como Canadian Forces Station Carp, fue finalmente convertido en museo en 1998. Hoy, es un sitio histórico nacional y el mayor testimonio de la era nuclear en Canadá.

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