Por Juan Carlos Ramirez-Gaston (@JCRGASTON X @JuanFutbol5)
Una noche llena de emociones en los cuartos de final, en donde Venezuela que jugaba como si fuera local y favorita por muchos, mientras Canadá ya acostumbrada mentalmente a jugar en contra, buscaría ser precisa y fría ante esta situación.
Un estadio abarrotado de venezolanos que venían a festejar en doble, la independencia y el supuesto triunfo versus Canadá.
Lo que no se tomó en cuenta y creemos afectó a la selección Vinotinto es que no están acostumbrados en su propia historia de fútbol a estos momentos y lo tomaron con mucha confianza, olvidándose que en el fútbol no siempre se juega bien y esta vez le toco a Venezuela experimentarlo ya que venía confiada por los triunfos anteriores.
Desde el inicio Canadá busco ser protagonista, atacando tácticamente por varios sectores, aprovechando la velocidad de Jacob Shaffelburg quien por la banda fue una pesadilla para la defensa venezolana. A ello se sumaban el buen pivoteo de David acompañado por Eustaquio, Davies y Larin quienes en combinaciones y toques comenzaban a hacer daño y sorprendían a una Venezuela en el campo y en la tribuna.
Canadá logra anotar gracias a un rápido saque de banda que recibió David quien desborda y centra por abajo para que Shaffelburg anticipara a los centrales rivales y empujara con mucha convicción el balón a las redes del buen portero de Venezuela, Romo.
En la segunda parte Canadá continúa atacando y buscando el segundo gol, pero desperdicio varias oportunidades que seguramente le hubieran dado más tranquilidad.
Venezuela buscaba con el aliento de su público empatar el partido, pero sabía que ello le creaba espacios en el contragolpe.
Irónicamente en un ataque canadiense con casi opción de gol, la defensa venezolana despeja y encuentra adelantado al equipo canadiense y a un Rondón peleando ese balón por arriba con Bombito y rápidamente observa que Crepeau estaba también adelantado y sombrea el balón para lograr el empate tan ansiado.
El partido se emparejaba y seguía con un ritmo que encantaba en todo aspecto, con ambas selecciones entregándose y buscando el triunfo, sin especular y creando jugadas que levantaban a la tribuna y creaban un suspenso hasta el final.