Crecimos con el mito de que todas las grasas son malas para nuestra salud, escuchando afirmaciones como “las grasas aumentan el colesterol y causan enfermedad del corazón”, “para adelgazar es necesario eliminar todas las grasas”, “las grasas producen sobrepeso y obesidad”. La realidad es que recientemente se ha descubierto que no solo hay grasas buenas, sino que además son esenciales para mantener una salud y peso óptimos. Es decir, ¡necesitamos nuestra grasita!
¿Cuáles son los tipos de grasas y dónde se encuentran?
Básicamente hay dos tipos: saturadas e insaturadas.
Las grasas saturadas y trans (malas) aumentan el colesterol LDL y con ello incrementan el riesgo de sufrir ataques cardíacos, ateroesclerosis y accidentes cerebrovasculares. Son sólidas. Las encuentras en la leche y sus derivados, en la manteca de cerdo, margarina, y algunas proteínas animales como la carne de res y la yema de los huevos. También las encuentras en una gran parte de los productos comestibles procesados. No significa que debamos dejar de consumir por completo estos productos, sino que debemos reducir su consumo, optando por una mayor cantidad de grasas buenas (una proporción ideal sería 30% de saturadas y 70% de insaturadas).
Las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas son las grasas buenas, las encuentras en estado líquido sin procesar. Ellas ayudan a reducir el colesterol en la sangre. Están en algunos aceites vegetales como el aceite de oliva, el aceite de sésamo, el aceite de girasol. También se encuentran en grandes proporciones en algunos pescados que contienen ácidos grasos omega 3 como el salmón, el atún, la sardina, el boquerón, la caballa, etc. El aguacate, las nueces y los frutos secos son otros ejemplos de productos ricos en grasas saludables.
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