Nuestro espíritu es lo que nos mantiene despiertos, con ánimos de seguir adelante, creativos, alegres, es nuestro motor. Cuando nuestro espíritu no está feliz, se ve reflejado en la manera en que nos desenvolvemos, en cómo llevamos el día a día y en nuestro estado de ánimo.
Estamos tan enfocados en todo lo externo que nos cuesta a veces mirar lo interno, que es precisamente donde se encuentra nuestra verdadera felicidad. Vivir una vida dominada sólo por lo material nunca nos llenará completamente, porque siempre hay algún vacío que no podremos llenar, en cambio si miramos hacia adentro de nosotros mismos, encontraremos que pequeños detalles nos llenan de grandes alegrías.
Siempre que hablamos con alguna persona le preguntamos: ¿cómo estás? pero qué tal si cambiáramos esa pregunta por: ¿cómo está tu espíritu hoy? El simple hecho de poner la pregunta ahí, me hace pensar en mi propio espíritu y me invita a observarme a mí misma. Siempre he creído que el observar a otros nos permite observarnos a nosotros mismos, desde otro punto de vista.
Mantener un espíritu feliz es expresar quienes somos sin importar las circunstancias. Es practicar hobbies, es dedicarle tiempo a nuestro ser. Es creer en nosotros mismos y valorarnos, sin importar que hayamos hecho, estando siempre dispuestos a ser mejores cada día. Nuestro espíritu es lo que nos identifica, es nuestra luz propia, es por eso que expresarla al máximo es el mejor camino a ser nuestra verdad.
Vive siguiendo a tu espíritu, nutriéndolo de alegrías y de amor. Mantenlo saludable, llenándolo de todo lo mejor que existe y sobretodo permitiéndote ser eso que tu espíritu te guía a ser. Expresa tu verdad, pero exprésala con amor y vivirás por siempre en libertad. Una persona que toma a su espíritu en cuenta, es una persona que se ocupa profundamente de su ser, porque entiende que el espíritu es la esencia que lo domina.