La tecnología es una herramienta; así como un martillo con el uso adecuado puede construir, también con el uso inadecuado puede destruir. Hoy en día vivimos en medio de una crisis de depresión y ansiedad en los jóvenes quienes están prácticamente abstraídos del mundo físico, y se la pasan sumergidos casi completamente en el mundo digital. Sus emociones y caracteres se fundamentan en la idiosincrasia que reina en el mundo 2.0 por lo que la transición a la realidad termina siendo un duro golpe para muchos.
Según devela el estudio “Teléfonos inteligentes, uso de redes sociales y salud mental en jóvenes”, realizado por la Canadian Medical Association (Asociación Médica de Canadá o CMA por sus siglas en inglés), los adolescentes que hacen uso de dispositivos electrónicos durante largos periodos de tiempo, terminan de por presentar, de manera más recurrente, pensamientos suicidas lo que los lleva a vivir ansiedad o una fuerte depresión.
Los autores del estudio apuntan que una de las medidas importantes a tomar en consideración para evitar que los adolescentes entren en este círculo depresivo es establecer límites y no la anulación de los dispositivos o redes sociales. Afirman que lo primordial es lograr un balance entre el uso sano y adecuado de estos aparatos junto con las demás actividades cotidianas en los ámbitos académicos, familiar, social y demás.