La lucha por la libertad de la mujer

El Padre Hernán Astudillo comparte unas especiales palabras para cada una de las mujer, y – por qué no – para los hombres también
Por Hernán Astudillo
Toronto · Publicado el: 9 marzo, 2015

Este día se llenarán de rosas y palabras varios rincones de la tierra. Será un momento de reconciliación, perdón y mimos en abundancia hasta que el alago se termine. ¡Feliz día de la mujer! Detengo al tiempo y pienso en aquella judía de Jerusalén, Mamá María, en su fortaleza y coraje, compromiso y amor ilimitado, recorro con mis sueños los pequeños rincones de Galilea y descubro las miradas firmes de Martha y María Magdalena, mujeres enamoradas en la lucha incansable de aquel humilde nazareno, que jamás condenó a una mujer.

Al mismo tiempo pienso en la mirada femenina de la África morena, América indígena, Europa blanca, Asia amarilla. Recorro imaginariamente nuestra madre tierra y en su mirada tierna veo que sostiene en sus entrenas los pétalos finos de millones de sonrisas mulatas, blancas, amarillas, rojas, negras y mestizas.

¡Feliz día de la mujer! Sin excepción, discriminación, clasificación o denominación... Simplemente, ¡Feliz día de la mujer!

Pero regreso mi cansancio desesperado y me detengo a pensar en las millones de mujeres abusadas por el machismo sofisticadamente organizado. Mujeres víctimas de violencia verbal, psicológica y física. Mujeres víctimas de las corporaciones gubernamentales, religiosas y privadas. Mujeres excluidas y abandonadas en la pobreza y miseria absoluta.

Te has detenido a pensar… ¿por qué la mujer es oprimida? Seguramente porque el hombre es un opresor. Y has pensado ¿por qué el hombre es opresor? Definitivamente porque en su íntima existencia también es un oprimido. Difícil es encontrar un opresor(a) sin oprimido(a) y un oprimido(a) sin opresor(a).

Mientras la mujer va liberando sus agitados jornales, el hombre va aprendiendo a ser libre de sus propias esclavitudes. Por eso que la libertad de la mujer es la libertad del hombre. Y juntos: mujeres y hombres debemos aprender a soñar, saborear, amar, llorar y sonreír el derecho a ser libres de nuestras propias esclavitudes. Hijas/os, hermanas/os, madres/padres, abuelitas/os, primas/os, tías/os, amigas/os, compañeras/os, juntemos nuestras manos, corazones, sueños y esperanzas para saborear el regalo más humilde que el Amor nos ofrece, el regalo imprescindible para que la humanidad sea libre, este regalo sencillo que se llama Respeto.

Pasaríamos días y noches reflexionando sobre ello, sobre los conflictos, crisis, logros y esperanzas. Como humanos pelearíamos, lloraríamos, reivindicaríamos y construiríamos retos en sana armonía.

Sin embargo, este es un día precioso no solamente para celebrar, sino para detener nuestros tiempos, momentos y discernir en nuestro cotidiano jornal como crecer, acompañar y actuar en equidad. Este es un preciso momento para reflexionar e iniciar compromisos educativos con nuestros niños y niñas en casa, dialogando y actuando en las huellas de los derechos equitativos.

Este es un día preciso para llenarnos de energía positiva emprendiendo sueños, compromisos en nuestras actividades cotidianas. Y con mucha humildad reitero. ¡Feliz día de la mujer migrante!, !Feliz día de la mujer Blanca, Amarilla, Roja, Mulata, Mestiza y Morena!

Fr. Hernán Astudillo

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