Gran parte de los seres humanos son supersticiosos. Según un estudio de la Universidad de Hertfordshire, el 77% de los encuestados cree en la suerte, mientras que solo el 25% asegura que la misma tiene una base científica. Este último dato es importante, sencillamente porque revela una gran verdad.
Nadie puede predecir el éxito, el fracaso, la alegría o la tristeza. Cada una de estas circunstancias están basadas en nuestras actuaciones. Benjamin Franklin decía que "la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días".
Como explico en mi libro "La vida es una piñata", nuestra existencia no puede abandonarse a la suerte, ni a lo que otros determinen para nosotros. Mi camino me ha demostrado que la mejor manera de alcanzar el éxito es no conformarse nunca y tratar siempre de ascender en la escala de valores.
No somos simplemente víctimas de la vida, aparentemente a la deriva del tiempo y el espacio. Casi siempre tenemos elección, aunque a veces creamos que estamos predestinados. El "destino" —o la forma en la que nuestra vida se desarrolla— es el efecto de las decisiones que tomamos. No hay atajos en la existencia. Los logros son el resultado de la constancia, la paciencia y la pasión, sin despreciar la influencia real de las circunstancias.
Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, es uno de los mayores estudiosos de la "suerte". Según sus resultados, los cinco factores decisivos para ser un afortunado son:
- Crear fuertes relaciones sociales
- Mantener una actitud relajada ante las circunstancias de la vida
- No creer en las supersticiones
- Seguir tu intuición
- Tener una perspectiva positiva
Como decía el pensador Voltaire, "suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y se fusionan".
Una persona exitosa es aquella con la firmeza suficiente para levantarse ante la llegada de los malos tiempos. Convertir la llamada "suerte" en dedicación es fundamental en el camino de la transformación personal. La intención es una inspiración que viene de dentro de nuestro ser, como un impulso natural. Como dice el refrán, "al saber le llaman suerte".