Si busca un lugar cerca de Toronto donde relajarse, degustar excelentes vinos y disfrutar de la mejor gastronomía, ese lugar es Niagara- on- the- Lake. Un pueblo lleno de encantos y tranquilidad, que en Navidad se viste de rojo y se ilumina de colores. Un destino donde reina el silencio y la tranquilidad, solo interrumpido por los mágicos villancicos que se escuchan a los lejos, el sonido de las campanas y de los elegantes carruajes tirados por caballo que nos transportan en el tiempo.
Niagara-on-the-Lake se encuentra a una hora y media aproximadamente de Toronto. Fue poblado por refugiados de la Revolución Americana – leales a la Corona Inglesa- hacia fines del Siglo XVIII, quienes le dieron ese toque inglés que los canadienses han sabido conservar hasta el día de hoy. Si bien es un lugar que encanta por su elegancia, sus bellas boutiques y finos restaurantes, se destaca también por sus famosos viñedos que poco a poco han conquistado los mercados internacionales. Sobre todo con sus refinados rieslings y icewines que día a día aumentan en popularidad.
Por su elegancia y romanticismo, Niagara –on-the- Lake- es el destino ideal para pasar unas tranquilas y mágicas fiestas de fin de año. En esta ocasión, decidimos pasar la víspera de Navidad recorriendo sus viñas y su pueblo de ensueño, que con la calidez y cordialidad de su gente nos hicieron sentir como en casa (y , de paso, sumarle unas gotitas de calor a estos días de invierno).
Recorrido navideño por las viñas
Más de treinta viñedos se pueden encontrar en la península de Niágara, muchos de los cuales, durante todo diciembre, ofrecen interesantes descuentos, preparan paquetes y canastas de regalo y ofrecen tours y degustaciones especiales durante los Stocking Days Of Christmas. Hasta el 31 de diciembre, los que visitan las viñas encontrarán buenas ofertas.
Es el caso de bodegas como Inniskillin, una de las viñas más conocidas de Niágara, donde partimos nuestro recorrido navideño. Junto con comprar algunos regalitos para nuestros seres queridos, degustamos algunos de sus vinos ( muchos sólo se adquieren en su sala de ventas). Partimos con un semidulce 2010 Two Vineyards Riesling, ideal para servirlo como aperitivo o acompañamiento de ensaladas, pescados de fina textura, pollo asado y comida asiática fusión. También nos deleitamos con un 2010 Pinot Gris (otro denominación para el Pinot Grigio), fermentado tanto en tanques de acero inoxidable como en barricas de roble francés. El resultado es un vino complejo y equilibrado, ideal para platos más pesados o pastas con crema.
Uno de los vinos que más sedujo nuestro paladar fue el 2010 Sparkling Vidal Icewine, espumoso, refrescante, con notas de manzana, de miel y de frutas. Por su sabor refrescante, puede ser consumido tanto como aperitivo – junto con un foie gras o un plato de ostras, por ejemplo - y bajativo. Se combina perfecto con platos picantes, quesos como el brie o azul, postres con frutas o un dulce crème brûlée. Para que quede perfecto, debe conservarse en el refrigerador al menos dos horas antes de abrirse y servirse idealmente en copas de champaña a una temperatura entre cinco y ocho grados celsius.
Como antesala para el Ice Wine Festival, nos dieron a probar un Ruby Reserve Icewine con notas de frutillas y frambuesa, acompañado de chocolate amargo y servido en copas Reidel especiales para vino congelado (estrecha y de talle alto). A diferencia de las copas tradicionales, estas permiten al consumidor sentir la acidez y el dulzor de este vino (en una copa tradicional, se pierde la acidez). Mientras degustamos, nos enteramos de que Inniskillin montará su tradicional barra de hielo para el Icewine Festival y servirá sus mejores icewines en vasos de hielo y con una uva congelada en su interior. Realizarán además un evento especial donde el chef de la viña revelará sus secretos culinarios y preparará dos platos inspirados en icewine .
Continuamos nuestra visita recorriendo el resto de las instalaciones de Inniskillin, entre ellas la sala Riedel donde se realizan degustaciones de icewine en copas especiales y se educa al consumidor. Seguimos con una actividad especial para los niños – que en nuestro caso sacó el niño que llevamos dentro- y que consistió en decorar un hombre de galleta de jenjibre (tradición navideña). Para acompañar la hazaña, un Cabernet Franc Icewine , dulce al paladar y rico como acompañamiento de postres (por ejemplo, un fresco plato de frutillas con crema). Cuando terminamos de decorar nuestra galleta, el personal de Inniskillin las fotografió antes de comérnoslas, ya que, según nos explicaron, todas las fotos serán posteadas en Facebook a fin de mes. El hombre de jengibre con más “likes” será ganador de una experiencia Icewine para diez invitados.
Nuestra segunda parada fue en Jackson- Triggs, más de veinte veces ganador del título mejor bodega de Canadá que llama la atención por su elegancia y fachada moderna que combina acero, vidrio y madera. El vino estrella acá es el sauvignon blanc, pero más nos sedujo el 2007 Gold Series Sparkling Merlot, un vino espumoso con notas de vainilla que por su frescura es perfecto como aperitivo de verano o como acompañamiento de carnes rojas a la parrilla, salmón ahumado, prosciutto, chocolate, quesos maduros y aceitunas negras.
Jackson-Triggs tampoco queda atrás con sus icewines. Así lo comprobamos tras degustar un 2007 Gewurztraminer Icewine con aromas a papaya y miel y sabores tropicales Un vino dulce e intenso que sabe mejor con postres dulces como cheesecake de cereza o crème brûlée. Al igual que su Cabernet Franc Icewine, un vino con aroma a rosas y frambuesas e ideal como digestivo.
Nuestra visita culminó sentados en unos sillones de cuero y frente a una gran chimenea, donde disfrutamos de unas ricas castañas rostizadas – típicas de invierno- junto a una copa del elegante Vidal Icewine. El objetivo de esta iniciativa, según nos contaron, es mostrar que el icewine no solo se sirve como digestivo o como acompañamiento para postres sino que funciona perfecto como aperitivo. Mientras degustábamos el vino en este escenario de película, nos aprovecharon de adelantar algunas novedades que Jackson-Triggs tiene preparadas para el Icewine Festival, entre ellos la participación de la banda canadiense de rock Arkells - ganadores de los Juno Awards del 2010- que se presentará en vivo en el anfiteatro ubicado al exterior de la viña. Todo, por supuesto, acompañado de mucho vino y delicias para degustar.
Pueblo de cuento
Finalizado nuestro tour de vinos, partimos al pueblo de Niagara-on-the-Lake, cuyas calles y boutiques figuraban vestidas de rojo y delicados adornos navideños. Muchos turistas figuraban comprando en sus tiendas – la mayoría ofrece descuentos en esta temporada- sobre todo en Just Christmas, una tienda donde es Navidad todo el año. Es imposible entrar y no curiosear entre los más de 5000 artículos de Navidad que aquí se encuentran, como adornos, luces, pesebres, manteles, artículos de cocina, muñecos de Santa Claus, duendes, monos de nieve, estrellas, copas para los árboles y todo tipo de decoración navideña.
Otra de las actividades favoritas de los visitantes es pasear en un elegante carruaje tirado por caballos (para la víspera de Navidad y Año Nuevo, el valor es de 95 dólares los 30 minutos y se sugiere reservar), que en verano suelen ser utilizados por los recién casados. Consiste en un recorrido guiado por la calle principal del pueblo, la ribera del lago y las pintorescas calles del casco antiguo, que revive la historia y el romanticismo de los siglos pasados.
Tras recorrer Queen Street, la calle principal, decidimos hacer un alto para almorzar en el Shaw Cafe & Wine Bar (92 Queen Street) un icono de este pueblo, de estilo europeo, elegante y uno de los mejores locales para degustar vino de la zona y cocina bistró. El café figuraba totalmente decorado en su exterior con cintas y luces de colores, al igual que su escalera de caracol que conduce al segundo piso, donde nos ubicamos en una mesa justo al lado de una elegante chimenea. Durante estos días, el café ofrece cócteles especiales de invierno, como té de arándanos (con Amaretto y Grand Marnier), café español (con Brandy y Kahlua), café irlandés (con Whisky) o chocolate caliente (con Baileys). Decidimos partir con una deliciosa cidra de manzana caliente con ron y luego seguir con un sándwich de jamón y brie y otro de pavo con tocino, cebolla caramelizada y queso derretido servido con verduras mixtas. La carta es bastante amplia e incluye desde tablas de quesos canadienses o hummus hecho en casa para degustar hasta platos más elaborados como filete de cerdo asado, que, acompañado de una copa de vino de Niágara, puede transformarse en el plato indicado para una cena romántica. Para garantizar los productos más frescos en cada plato, el café trabaja con productores locales.
Relajo y descanso navideño
De vuelta de pasear por el pueblo, nos registramos en nuestro hotel: el Princes of Wales, un sofisticado hotel de la cadena Vintages donde, al igual que su nombre, uno se siente como príncipe. Situado en el corazón del pueblo, este tesoro es un verdadero oasis de elegancia victoriana con las comodidades de los tiempos actuales. Comúnmente el hotel se llena de turistas curiosos que les gusta recorrerlo (es un verdadero punto turístico) o disfrutar de la hora del té al más puro estilo inglés que todos los días se sirve desde el mediodía hasta las 6 de la tarde en el Victorian Drawing Room.
Apenas paramos el auto frente a la puerta del hotel, el botones sacó nuestro equipaje y lo llevó a nuestra habitación y condujo el carro al estacionamiento. Todo el personal, desde el recepcionista hasta la camarera, se caracterizan por ser muy amables y acogedores, siempre preocupados de que sus huéspedes no les falte nada. En esta época, el hotel estaba bellamente decorado con árboles y adornos de Navidad que lo hacían más mágico y encantador aún.
Nuestra pieza era de ensueño: una habitación de lujo con cama King en altura (a veces costaba subirse) y decorado con elegantes antigüedades y exuberante tapices. Una fuente con naranjas y agua natural nos esperaba en una mesita colocada frente a la chimenea; sobre ésta, un cuadro de la época victoriana. Las piezas cuentan con internet disponible a través de `Data Valet` (9.95 dolares al día), pero en el business centre el servicio es gratuito.
Luego de descansar y desarmar nuestros bolsos, decidimos tomarnos una tarde de relajo y tranquilidad antes de la tradicional cena Navideña. Para ello, el hotel cuenta con un spa donde se puede disfrutar libremente de su piscina temperada de agua salada, sauna, gimnasio y jacuzzi o de los tantos tratamientos que aquí se ofrecen. El Secret Garden Spa se ubica en el basement del hotel y es considerado uno de los top 30 spas en Norteamérica.
Nuestra estadía en el hotel también incluía la posibilidad de visitar el Spa de Pillar and Post – de la misma cadena - considerado el spa número uno de Norteamérica (por lo mismo, mejor que el spa de Princes of Wales). Para llegar, el mismo hotel ofrece un servicio de transfer sin costo.
Apenas ingresamos a Piller and Post quedamos impresionados por su estilo elegante pero a la vez acogedor, derivado de sus muros de ladrillo y hermosos pisos de cerámica terracota. Daba la impresión de estar en un refugio en la montaña. Y si ya habíamos visto bastante decoración navideña, a este hotel le damos el primer lugar gracias al hermoso y grande árbol de pascua que adornaba el lobby y los cientos de pequeños detalles navideños que decoraban sus pasillos y escaleras.
Cuando llegamos al 100 Fountain Spa nos dieron una bata, toallas y un locker para guardar nuestras pertenencias. Comenzamos relajándonos en su lounge de plush. Tendidos frente a una chimenea, disfrutamos de té caliente, frutas frescas y otros refrescos gentileza del hotel. Luego seguimos camino a un jacuzzi con cascadas ubicados al exterior del hotel pero conectado a través de un túnel interno (así no se pasa frío), donde estuvimos gran parte de la tarde sintiendo la caída del agua en nuestras espaldas mientras caía la noche. Seguimos con un relajante nado en la piscina de agua caliente ubicada dentro del hotel y en el jacuzzi continuo, para terminar con una sesión de sauna seco y húmedo antes de retornar a nuestro hotel. Realmente reponedor.
Tomamos el transfer de vuelta al hotel y quedamos listos para la cena navideña. El lugar escogido para la ocasión fue el restaurante Escabeche, ubicado en el mismo hotel (muy conveniente) y famoso por sus platos estacionales que se inmersan en las tradiciones francesas e incorporan los mejores ingredientes locales. El restaurante, de ambiente elegante y refinado, cuenta además con una selecta carta de vinos internacionales.
Para la ocasión, el plato principal consistió en una gallina rellena junto a papas confitadas, verduras y embalsamado en pinot noir, junto con dos shots de clamato con ostras de aperitivo (bien canadiense). La carta también incluía salmón orgánico, bife, pollo, cordero y pastas, todo servido elegantemente. Todo sonaba tentador, pero nos decidimos por un plato de ñoquis hechos en casa con champiñones y bañados en una deliciosa salsa de calabaza, junto a una botella de vino de tinto. Para terminar, un exquisito cheesecake y un fabuloso crème brûlée que nos dejaron más que satisfechos.
Escabeche también nos ofreció un brunch y una cena navideña para el día 25. Para la víspera de Año Nuevo, el chef Chris Mythe tiene preparada una cena que incluye appetizers, plato de fondo, postre, té y café por 85 dólares por persona y un brunch para el 1 de enero consistente en una fina selección de antipastos y ensaladas, más una selección de postres ( 34 dólares por persona).
Terminada la cena, varios comensales decidieron dar un paseo en elegantes carrozas tapados con una manta para el frío. Hasta supimos de uno que había decidido pedir la mano de su prometida en uno de estos paseos, pero lamentablemente no supimos nada de él. Aunque estamos confiados de que le fue bien, ya que Niagara- on – the- Lake es sin duda uno de los lugares más mágicos de Canadá, donde resulta imposible no enamorarse.
Más información: www.niagaraonthelake.com
Publicado: 30 Diciembre, 2011
Reportaje: Andrea Sagues - andrea@torontohispano.com