El pasado fin de semana culminó uno de los eventos más esperados por los sibaritas y amantes del vino: el Niagara Icewine Festival, un evento único en Canadá donde la estrella es, justamente, el icewine o vino de hielo.
Durante tres fines de semana consecutivos, los asistentes degustaron los más ricos y dulces icewines en todas sus variedades - Gewürztraminer, Riesling, Cabernet Franc y Vidal- y probar las exóticas creaciones culinarias de los chef locales. El festival también incluyó galas, interesantes charlas, seminarios y shows en vivo. Un evento que puso sabor al invierno y en el que miles de asistentes aprendieron un poco más del vino que ha puesto a Canadá en el mapa vitivinícola internacional.
Este festival se realiza todos los años en el mes de enero en Niágara en torno al icewine, un vino dulce de postre, preparado a partir de uvas congeladas. En su versión número 17, el festival incluyó actividades invernales como patinaje sobre hielo, partidos de hockey, maridaje en vasos de hielo y fogatas al aire libre donde la gente se reunió para derretir malvaviscos, rostizar castañas y saborear las delicias del invierno.
La ruta del Icewine
La mejor forma de participar en este festival es comprando un pasaporte por anticipado en el sitio web del festival o en las mismas viñas. El costo es de 30 dólares y da derecho a seis degustaciones en las bodegas y tiendas de las viñas participantes. También puedes visitar una viña y pagar en el momento por la degustación (el valor es de 10 dólares) o tomar un tour personalizado por sus instalaciones.
Dado que las degustaciones son durante los fines de semana, te recomendamos aprovechar el viaje y pasar la noche en uno de los tantos hoteles boutiques ubicados en el hermoso y elegante pueblo de Niagara-on-the-Lake, que encanta con sus carrozas tiradas por caballos, sus casas de estilo georgiano, sus tiendas y estilosas boutiques y sus cafés y bistros con acento europeo.
En esta oportunidad, pasaporte en mano, partimos visitando las viñas de una zona desconocida para muchos. Se trata de Twenty Valley, un valle que ofrece una experiencia única en la serenidad de sus paisajes y caminos rústicos, que se entremezclan con refinadas tiendas, restaurantes, bistros y hoteles boutique. En el corazón de Twenty Valley se encuentran además las mejores canchas de golf, museos y galerías de arte de la zona.
Los viñedos de Twenty Valley se sitúan en Beamsville, Vineland y Jordan. Durante nuestra visita, conocimos las bodegas y degustamos los vinos de:
Malivoire Wine: Desde su primera cosecha en 1997, Malivoire produce vinos de alta calidad que representan la sustentabilidad ambiental y social que dirige a la empresa. De hecho, fue la primera viña de Ontario en utilizar la vinificación por gravedad. Sus vinos son estelares y vivos, con alma y fineza.
En su bodega, ubicada al pie de una pendiente, degustamos una copa de su Gewürztraminer Icewine, uno de los mejores icewines que probé en este festival. Un vino memorable, delicado, muy dulce, de tonos anaranjados y aromas frutales, que sedujo inmediatamente nuestro paladar. Para acompañar, un crostini con pollo cocido en icewine, creación del chef Jan- Willem Stulp, acompañado de trozos de manzana asada y chutney de pera que degustamos con un Mailvoire’s 2010 M2 Small Lot Chardonnay.
Vineland Estates Winery: Su estructura con torre de piedra data del siglo XIX. La tienda y sala de degustación se ubican en un antiguo granero bajo vigas de madera. Cuenta con un fino restaurante con vista panorámica a los viñedos donde la estrella es la cocina local.
En su bodega, entremedio de tanques de acero inoxidable y barricas de madera, probamos un 2007 Cabernet Merlot Reserve - de tonos profundos, sabores a fruta, moka y aroma sutilmente picante- junto a higos secos bañados en una fondue de chocolate belga amargo. Continuamos con un 2007 Riesling Icewine, junto a un trozo de jengibre deshidratado también remojado en chocolate belga. La dulzura de este vino, en cierta forma, neutraliza la amargura del chocolate (y viceversa). Aunque no lo probamos, esta viña es responsable además del primer icewine martini, elaborado con Vidal Icewine y vodka canadiense.
Flat Rock Cellars: Fue fundada en 1999 en el escarpe de Niágara. Su bodega tiene cinco niveles, se encuentra rodeada por 80 hectáreas de viñedos y cuenta con una impresionante vista al escarpe y al lago Ontario. Sus vinos son de alta calidad, preparados mediante el sistema tradicional de transferencia por gravedad.
Durante el Icewine Festival, muchos de sus visitantes se entretuvieron no solo degustando vinos sino patinando en su laguna congelada y rostizando malvaviscos junto a su fogata. En su bodega, probamos una copa de su 2006 Sparkling Brut junto a una deliciosa Mulligatawny, un plato hindú similar a la sopa, creación del enólogo de la viña Ross Wise. Un vino refrescante, ideal como aperitivo o como acompañamiento de frituras.
Luego de visitar los hermosos parajes de Twenty Valley, nos dirigimos a Niagara-on-the- Lake, donde visitamos tres viñas más:
- Pondview Estate Winery: Aunque su bodega es nueva, la familia Puglisi – de origen italiano- ha cultivado uvas aquí desde 1970. Prueba de la calidad y del trabajo puesto en cada botella de vino es que Luciano Puglisi fue coronado Rey de la Uva en el 2008, un premio entregado por el Ministerio de Agricultura al mejor operador de viñedos en Ontario.
En su bodega, nos deleitamos con un Vidal Icewine –con intensas notas de damasco, durazno, pera y melón y sabor tropical- junto a un trozo de baguette con queso azul y un trozo de pepino con queso de cabra sellado con su jalea de vino de la línea “Fire and Ice”. Seguimos con un Cabernet Franc Icewine, servido en una copita de chocolate amargo. Un vino delicado, con sabor a fresas, frutillas y manzana confitada, que queda perfecto con una pechuga de pato seca y salsa de grosella negra.
- Hillebrand Winery: Una de las viñas pioneras de la industria vitivinícola canadiense. Su enólogo, el australiano Craig McDonald, considera que la producción de un buen vino comienza en la viña misma. Por ello, sus vinos se inspiran en la tierra fértil que lo rodea.
Sentados alrededor de una fogata, degustamos su reconocido Trius Vidal Icewine, de tonos dorados, con aroma a damasco, miel y mermelada de naranja y sabores frutales. Un vino que funciona perfecto con ostras, sushi, salmón grillado, entre otras delicias. En nuestro caso, lo acompañamos de una sopa de chili cubierta con un poco de crema y trocitos de chocolates, creación del chef Frank Dodd.
- Diamond Estates: Desde sus inicios, Diamond Estates ha crecido de manera exponencial hacia su objetivo de convertirse en la mayor agencia independiente de vinos y bebidas alcohólicas de Canadá. La viña es el hogar de reconocidas marcas de vinos como 20 Bees, Dan Aykroyd Wines, FRESH Wines, Lakeview Cellars y Sundance Wines. Sus vinos se pueden adquirir en su boutique, junto a una variedad de accesorios y regalos únicos.
Diamond Estates nos recibió en su terraza cubierta con una muestra de su delicioso Lakeview Cellars Gewürztraminer Icewine, con aroma a durazno, pera madura y frutas tropicales, sabores a mango y jengibre, cuya acidez limpia el paladar al final. Se recomienda degustarlo, por ejemplo, con una sopa de calabaza ligeramente picante, foie gras o chocolate amargo. En esta ocasión, el maridaje consistió en pastel de camote cubierto con crema batida de Gewürztraminer, que combinó perfectamente con la dulzura de este vino.
Los festivales del vino
Si no tuviste la oportunidad de participar en este festival, te contamos que siempre hay eventos ocurriendo en Niágara en torno al vino. Además, siempre puedes ir por tu cuenta a algunas de sus viñas y degustar sus vinos o tomar un tour por sus instalaciones.
En febrero, se realizará el “Days of Wine & Chocolate”, donde podrás degustar dos placeres únicos: vino y chocolate. Ideal para un fin de semana romántico o para una escapada con tus amigos. En junio, en tanto, es el turno del “Niagara New Vintage Festival”, mientras que septiembre, el mes de la cosecha, dará lugar al “Niagara Wine Festival”. Importantes eventos que prometen seducir a los visitantes con los mejores vinos y gastronomía que solo en la península de Niágara puedes encontrar.
Más información: wineriesofniagaraonthelake.com
¿Dónde alojar?
Charles Inn, en Niagara-on-the-Lake, es la perfecta elección para descansar, disfrutar y sacarle el mejor provecho a tu visita por la zona. Ubicada en la calle principal del pueblo, esta hermosa casa de 1832 de arquitectura georgiana te transportará en el tiempo y te cautivará con su elegancia y hospitalidad.
Cuenta con doce piezas amplias, elegantes y acogedoras, con camas con finas sábanas y cobertores egipcios- si te gustan los puedes comprar- chimenea, duchas de vidrio y un balcón con vista a uno de los campos de golf más antiguos de Norteamérica. Ideal para disfrutar de un aperitivo durante el atardecer. Ofrece además servicios de masajes y spa.
Charles Inn cuenta además con uno de los restaurantes más finos y reconocidos de Niagara-on-the-Lake, de especialidad franco- canadiense. Muy acogedor, ubicado en un antiguo salón que aún conserva sus candelabros de cristal y sus antiguos sillones. De su carta, no podemos dejar de destacar su exquisito y elegante Foie Grois de Quebec - con pan de maíz y confite de cebolla, entre otros acompañamientos- su Bife de Ontario grillado –con ravioles de costillas cortas , champiñones acaramelados, puré de chirivía y foie grois- y su Cheesecake de la estación, que sabe mejor acompañado de un Reisling. Cuenta además con una selecta carta de vinos de Niágara con una magnífica selección de icewines.
En el salón también se sirve el desayuno por las mañanas y el té por las tardes. Aquí los protagonistas son los sandwiches de salmón, pepinillo y queso crema, los quesos y uvas, las tartas de chocolates y los scones con mermeladas, entre otras delicias. Al más puro estilo inglés.
Más información: www.charlesinn.ca
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Publicado: 02 de febrero, 2012
Reportaje: Andrea Sagues
Fotos: Sergio Recart