Escondidos, una historia que solo se puede gritar (por ahora) en silencio…

Un relato que habla sobre el prejuicio social que sufren las parejas (disparejas)
por Manuel A. Oliva Guardamino
Toronto · Publicado el: 27 agosto, 2018

Ignoramos lo común para apostar por lo complejo. Decidimos empezar un camino que la mayoría no se atrevería a tomar; muchos por temor, varios por indecisión, algunos por confusión y otros por el que dirá la gente.

Sin planearlo caminamos distancias inimaginables y descubrimos juntos lo impensado. Colectamos un sin número de singularidades y diferencias y las transformamos en complemento. Pasamos de ser distintos a la norma para convertirnos en la norma de lo distinto.

Ante el resto, nosotros solo podíamos caminar por senderos opuestos. Ante sus ojos, tú pertenecías y yo sobraba. Pero solo tú y yo sabíamos que sin importar que camino, ruta o atajo tomáramos, nuestro destino sería el mismo.

No tomamos en cuenta el largo alcance de la ignorancia ajena de creer que unos no se juntan con otros, que ciertos colores no se mezclan o que ciertas tradiciones no pueden cambiar. Sin previo aviso nos convertimos en víctimas del prejuicio y aunque esto logró fragmentar lo nuestro, no logró eliminarlo.

Consiguieron oscurecernos de día, pero subestimaron nuestra voluntad para iluminarnos de noche. Ante el resto lo nuestro terminó; pero ante nosotros, lo nuestro comenzó.

Aprendimos a vivir acompañados de la sombra de la noche y encontramos protección al lado del silencio.

Aprendimos a cosechar caricias bajo la luna que nos sirvieran de abrigo contra el frío de nuestra ausencia durante el día.

Aprendimos a fingir insultos en cada cruce de esquina y a esconder en estos, susurros de amor.

Aprendimos a simular desagrado mutuo ante los ojos de otros y a demostrarnos amor con una mirada escondida.

Aprendimos a sobrevivir viviendo incompletos y a medio respirar.

Aunque por ahora seguimos presentes pero ocultos, no dudo que encontraremos un camino ajeno al resto, en el que podamos caminar juntos hasta hacer las diferencias nuestra norma.

No tomamos en cuenta el largo alcance de la ignorancia ajena de creer que unos no se juntan con otros, que ciertos colores no se mezclan o que ciertas tradiciones no pueden cambiar. Sin previo aviso nos convertimos en víctimas del prejuicio y aunque esto logró fragmentar lo nuestro, no logró eliminarlo.

Consiguieron oscurecernos de día, pero subestimaron nuestra voluntad para iluminarnos de noche. Ante el resto lo nuestro terminó; pero ante nosotros, lo nuestro comenzó.

Aprendimos a vivir acompañados de la sombra de la noche y encontramos protección al lado del silencio.

Aprendimos a cosechar caricias bajo la luna que nos sirvieran de abrigo contra el frío de nuestra ausencia durante el día.

Aprendimos a fingir insultos en cada cruce de esquina y a esconder en estos, susurros de amor.

Aprendimos a simular desagrado mutuo ante los ojos de otros y a demostrarnos amor con una mirada escondida.

Aprendimos a sobrevivir viviendo incompletos y a medio respirar.

Aunque por ahora seguimos presentes pero ocultos, no dudo que encontraremos un camino ajeno al resto, en el que podamos caminar juntos hasta hacer las diferencias nuestra norma.

Empleos para Latinos en Canada

COMENTARIOS

ÚLTIMAS NOTICIAS

X
¿Qué estás buscando?