Por Ismael Cala
@CALA
Hace poco escuché un juego de palabras que me encantó por su poderoso mensaje. Se trataba del término cumplimiento: cumplo y miento. Cuando andamos apegados más al "deber ser" que al propio ser, dejamos de ser fieles a nuestras convicciones solos por "cumplir" con otros.
Es entonces cuando renunciamos a ser genuinos y congruentes con nuestra verdadera esencia y nos convertimos en seres mediocres.
Todo esto es producido por el proceso de "domesticación", que no es más que una gran cantidad de "deberías" que nos van instalando en el sistema desde niños, para que, llegados a la adultez, los cumplamos mintiéndonos a nosotros mismos.
Desde cuál carrera estudiar —porque "es de más prestigio o asegura mejores ingresos"—, pasando por dónde y cómo vivir, cuál automóvil comprar, hasta cómo se supone que nos "deberíamos" sentir ante determinadas situaciones o momentos, vamos por la vida cumpliendo las expectativas de terceros, pero profundamente engañados.
Entérate más: ¿Y si lo hubiese intentado?