El mundo empresarial atraviesa momentos difíciles, por lo que no es raro tener que comunicar a los trabajadores decisiones corporativas que van a ser mal recibidas. Hay que saber hacerlo de la manera menos lesiva para todos.
Cualquiera, tenga el puesto que tenga, viva donde viva y goce o no de una economía capaz de hacer frente a esta crisis, se siente ahora mismo desconcertado, con días de desánimo, sentimientos de angustia y temor…
Muchos líderes suman a sus propios miedos y a sus problemas familiares y personales la gestión de una crisis empresarial. Y uno de los peores escenarios es comunicar una reestructuración laboral o el fin de toda actividad. Para abordar con éxito este proceso deben estar preparados emocionalmente con el fin de tomar las decisiones que consideren oportunas para los equipos y las corporaciones a las que representan.
Hablar cuanto antes. No sirve de nada retrasar el momento de dar las malas noticias. La tardanza conlleva el riesgo de que aumenten los bulos, la inquietud y los rumores. Si ya se tiene la certeza de que habrá que comunicar una mala situación empresarial, es necesario convocar una reunión cuanto antes y decirlo de palabra, cara a cara si es posible.
Preparar la conversación. Hay que ensayar cómo y qué vamos a comunicar. Escribir un guion con los puntos necesarios y empezar siempre por lo más difícil. No es necesario aprendérselo de memoria (se pueden tener unas notas de apoyo), pero sí mirar a la gente de frente en los momentos duros, con nuestro propio lenguaje, honesto, sencillo y claro.
Prever las reacciones. No se debe dar por sentado que las decisiones empresariales serán aceptadas sin más. Anticipar todo lo que puede ocurrir hará que nada nos pille por sorpresa y que seamos capaces de prever diferentes acontecimientos.