Una de las trampas más comunes que nos ponemos como seres humanos es la de esperar por el momento adecuado para hacer algo.
Ese momento es sumamente fácil de postergar y nos permite mantenernos en nuestra zona de confort, sin hacer nada, ya sea porque las situaciones “no son las más convenientes” o bien porque nos engañamos creyendo que así es.
En mis conferencias, talleres y seminarios de crecimiento personal, a menudo recuerdo a mis asistentes acerca de cómo es importante que hagamos una pausa y revisemos si verdaderamente tenemos el tiempo que pensamos tener, ya que muchas de las ocasiones los seres humanos vivimos nuestra vida como si fuésemos a vivir por siempre, Como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, como si mañana fuera seguro. Desgraciadamente no siempre es así.
Esperar el momento adecuado nos permite mantenernos descansando, sin hacer nada, y por ello nos seguimos quejando de aquello que no sucede en nuestras vidas, sin darnos cuenta en realidad se trata de una trampa mental que nosotros nos hemos puesto a nosotros mismos.
Cualesquiera que sean los objetivos que tengas en tu vida, cualesquiera que sean los retos que tengas por cumplir o superar, es importante que consideres que el tiempo es finito, que estaremos aquí por un tiempo limitado y que también tus capacidades mentales, físicas, emocionales y demás circunstancias que rodean a tu persona, estarán cambiando y muy probablemente disminuyendo cada segundo.
Desgraciadamente, repito una vez más, muchos de nosotros estamos viviendo nuestras vidas como si fuésemos a vivir por siempre. Desgraciadamente, como bien sabemos, esto no es así. Es tiempo de vivir ¡HOY!
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