Como ocurre con la mayoría de los asuntos legales, las cuestiones que los propietarios y los inquilinos presentan son a menudo matizadas y pueden rápidamente convertirse en problemas bastante complejos. El sistema legal canadiense también es difícil de navegar, por lo que tener un profesional con experiencia para proporcionar orientación puede ser una verdadera comodidad.
El acuerdo legal entre arrendadores y arrendatarios generalmente toma la forma de un contrato de arrendamiento que debe establecer claramente los derechos de ambas partes. Esto es clave, ya que ambas partes deben ser plenamente conscientes de sus derechos y responsabilidades en virtud de la Ley de Arrendamientos Residenciales (2006).
Cuando surgen problemas, tienden a centrarse en las solicitudes de inquilino, reparaciones y mantenimiento, privacidad, mascotas y depósitos de alquiler. Las etapas finales de los arrendamientos también pueden ser muy graves - es decir, los arrendamientos rotos, el abandono de unidades, y la necesidad de los propietarios de desalojar.
En tales eventos, la Junta de Propietarios e Inquilinos recomienda que ambas partes busquen asesoramiento legal para encontrar todas las opciones disponibles para ellos antes de decidir cómo proceder. Como los problemas pueden llegar a ser rápidamente costosos y agotados, es aconsejable buscar un paralegal tan pronto como sea posible.
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