La razón por la cual he decidido hablar de este tema, se debe a que en algunas ocasiones los padres tienen dudas acerca de la terapia de juego y sobre cómo puede ayudar a sus hijos. Así como ayudar a su vez, a otros padres que tienen la idea errónea que cuando sus hijos acuden a terapia, simplemente acuden a jugar y no a trabajar en sus problemas.
Para comprender mejor la terapia de juego (conocida en inglés como play therapy), es importante remontarse a sus orígenes. El inicio de la psicoterapia infantil se dio en el año de 1909, cuando Freud utilizó la terapia de juego para tratar de aliviar la reacción fóbica a los caballos, de su paciente Hans; y fue entonces que Freud le sugirió al padre del paciente el uso del juego para crear cambios positivos en el niño. El juego, no se usó directamente en la terapia infantil, sino hasta el año de 1919 por Hug-Hellmuth. Posteriormente, Ana Freud comenzó a utilizar el juego en 1928, como forma de atraer a los niños a la terapia y como medio terapéutico.
La terapia de juego es un modelo terapéutico sólido, reconocido y sumamente efectivo para ayudar a salir adelante a los niños que han experimentado alguna situación de estrés emocional, y aquellos que han tenido un efecto notorio en las pautas de su desarrollo normal. Se utiliza el juego del niño como medio natural de auto-expresión, experimentación y comunicación. Jugando, el niño aprende del mundo y de sus relaciones, somete a prueba la realidad, explora emociones y roles. Dicha terapia, brinda al niño la posibilidad de manifestar su historia personal, liberar sentimientos y frustraciones; reduciendo las vivencias dolorosas y atemorizantes, aliviando la ansiedad y el estrés.
La terapia de juego proviene de la escuela humanista, la cual está centrada en el niño, por tanto, acepta lo que éste quiera compartir durante la terapia. El terapeuta debe reconocer los sentimientos que el niño expresa, y devolverlos para que modifiquen la conducta del niño. El vínculo terapéutico se establece mediante sesiones constantes, que requieren un compromiso, principalmente de los padres para llevarlo con frecuencia a las consultas requeridas.
El terapeuta dispondrá de paciencia y respeto para el niño, pero también establecerá límites, que permitirán que el niño asuma su responsabilidad en la relación terapéutica, y se exprese sin herir a otros. En las primeras sesiones, el terapeuta no estructura el juego, que servirá para analizar y comprender al niño, y brindarle seguridad. Posteriormente, se organizan las sesiones, de acuerdo a las necesidades y a la edad del menor. La terapia de juego requiere una sala especial, donde los juguetes sirven para producir ciertas conductas.
Además, como bien decía Platón "Se puede descubrir más cosas de una persona en una hora de juego, que en un año de conversación." Recuerda, con gusto te atenderé en el 121 Eddystone Avenue.
Publicado: 8 de noviembre, 2012
Texto: Brenda Pérez Gil Romo
Mail: brenda.perezgilromo@mytwu.ca
Tel: (647) 213-0146