Las relaciones personales suelen ser una muestra de cómo actuamos acorde a nuestras propias creencias y limitaciones, y estas son formadas especialmente durante nuestros primeros años de vida, los cuales sirven de base para saber de qué forma seguiremos comportándonos en nuestro desarrollo.
La infancia se reconoce como base emocional porque es ahí donde cada uno de nosotros va formándose como individuo y aprendiendo diferentes características comunes y básicas del entorno, tales como los olores, los sabores, las primeras palabras, las primeras emociones y un sinfín de cosas que justamente pueden ser eficaces para nuestro aprendizaje, o al contrario, negativas al generarnos un choque emocional inesperado.
¿Por qué nuestra infancia tiene tanta importancia al relacionarnos con otros?
La forma en la que un niño percibe ciertas situaciones es completamente diferente a cómo la percibe un adulto y por esa razón genera mayor impacto.
De aquí pueden surgir muchas consecuencias a largo plazo que afectan en nuestras relaciones interpersonales. Tal es la importancia de la infancia, que es capaz de generarnos dependencia emocional sin darnos cuenta.
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