Es indiscutible que la auto-aceptación y la autoestima de una mujer es la base para su felicidad. Y para ello el primer paso, y el más importante, es conocernos bien a nosotras mismas. Ahora bien, el hecho de que nos valoremos y amemos como somos, no significa de ningún modo que debamos conformarnos con lo que somos actualmente.
No hay seres humanos perfectos en este mundo, ni tampoco esa debe ser la aspiración, pero todas tenemos oportunidades de mejora en nuestras vidas, nuestras familias, nuestras personalidades, nuestros cuerpos, nuestras mentes, y hacia ellas debemos apuntar. La idea no es tomar la salida fácil diciendo "así soy, y no tengo nada que cambiar, no puedo hacer nada más por mí misma", sino detectar esas áreas en las que podemos ser mejores cada día y hacer nuestro mejor esfuerzo por cambiarlas de una manera realista y sana.
Esta semana, que celebramos el Día Internacional de la Mujer, quiero trasladarte especialmente este mensaje.
Una mujer segura de sí misma y que se valora, sabe que siempre puede hacer algo más por ella misma y por sus seres queridos y, sobre todo, sabe que los motivos interiores que impulsan su determinación son los correctos.
Pongamos como ejemplo algo que se ha hecho demasiado común en estos días de comidas procesadas y estilos de vida sedentarios: el sobrepeso. Puede que en este momento tengas unas cuantas libras de más. Aceptar tu cuerpo y amarlo no significa comer sin parar y ser una gordita que aparenta felicidad; por el contrario, significa hacer lo posible por cuidarlo y protegerlo. Así que, si te amas de verdad, harás cambios en tus hábitos de alimentación y ejercicio para cuidar tu salud y lucir lo mejor posible.
Se trata de tener expectativas realistas en la vida. Una mujer segura entiende de igual manera que matarse de hambre para parecerse a una modelo de revista (que muchas veces usa photoshop para lucir perfecta), no es el objetivo. Su decisión interior de cambiar está determinada por sus propias convicciones, opiniones, pensamientos, y no por lo que diga el mundo exterior.
La auto-aceptación es conocer nuestras fortalezas y también nuestras carencias, y una vez que las hayamos detectado, dejar la pasividad a un lado y volvernos agentes activos en los cambios que queremos ver en nuestras vidas.
Una mujer que se ama y se acepta sabe encontrar el perfecto equilibrio entre la auto-indulgencia y la disciplina. Los extremos siempre son perjudiciales; así que habrá momentos en los que podrás ser más suave contigo misma, aceptando el hecho de que has cometido errores o que tienes características que cambiar. Y, en otros, tendrás que ser más valiente y decidida, sobre todo cuando sean cosas que están bajo tu control.
Por último, es importante que aprendas a distinguir entre las cosas que están bajo tu control o dominio, y las que simplemente no podrás cambiar nunca. ¡Y aprender a vivir con ellas! Feliz, contenta y agradecida por lo que te han enseñado, porque también las cosas malas ayudan a forjar nuestro carácter y destino.